Acabas de empezar las vacaciones. Por fin descansas, apagas el ordenador y te tumbas en la playa. Y justo entonces… te pones malo. Dolor de garganta, resfriado, gastroenteritis o incluso anginas. No es mala suerte ni la ley de Murphy: tiene una explicación científica. Lo explica Boticaria García —farmacéutica, nutricionista y divulgadora—, que ha puesto nombre y razones a este fenómeno: el síndrome del ocio.
“Pasa porque tenemos el estrés muy alto antes de irnos de vacaciones. Y cuando el estrés baja, baja también el cortisol, que es el que tiene al sistema inmune funcionando en alerta. Y claro, cuando se desploma el cortisol, las defensas también se desploman… y te pones malo”, explica Boticaria durante su intervención en Y ahora Sonsoles.
Aliado inesperado
El cortisol: el gran incomprendido
“El cortisol es una hormona que le tenemos mucha manía, pero en realidad es la que mantiene el sistema inmune funcionando en estado de alerta. Cuando tenemos estrés agudo, el cortisol hace de policía, mantiene a raya a los virus y bacterias”, explica.
El problema llega cuando, tras semanas de estrés acumulado —reuniones, maletas, cierre de tareas en el trabajo, compras de última hora—, por fin nos relajamos. Entonces, el cortisol baja, el sistema inmune deja de estar tan activado y es cuando llegan los virus oportunistas. “Se cae, se cae... no funciona tan bien”, insiste Boticaria.
Y no es lo único que juega en nuestra contra: los cambios de rutina, la falta de sueño, el jet lag y hasta la nevera. “En vacaciones te expones a virus en los aviones, en sitios cerrados, y además comemos peor. Por no hablar de que mucha gente sale del súper con alimentos frescos sin nevera y con 40 grados fuera. Luego pasa lo que pasa”, advierte.
Sí. La clave, según Boticaria, está en no pasar de 100 a 0. “Esa gente que pasa de estar trabajando al límite a hacerse 30.000 pasos en un tour el primer día… eso es una locura. Lo ideal es hacer una bajada progresiva del estrés. El primer día de vacaciones no tienes que hacerlo todo. Calma”.
Cuando el cortisol baja, tu sistema inmune se desploma”
“Nos ponemos malos porque bajamos el estrés de golpe. Bajar el cortisol de forma brusca sin preparar al cuerpo hace que tu sistema inmune se relaje demasiado... y zas, te pones malo”, resume. Así que ya sabes: empieza a desconectar... pero poco a poco.