El azúcar es un disacárido que está formado por la unión de una molécula de glucosa y otra de fructosa, presente en alimentos como las frutas. Su principal función consiste en suministrar energía al organismo, dado que carece de propiedades nutricionales, como pueden ser proteínas, vitaminas, minerales o aminoácidos esenciales, tal y como señalan desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Por lo que se trata de un elemento necesario en la dieta y saludable. Siempre y cuando no se abuse de este, y aquí es donde comienzan las confusiones, sobre todo al caer en la falsa creencia de que los edulcorantes artificiales serán un buen sustituto del azúcar. “Los edulcorantes artificiales pueden parecer una opción ‘más saludable’, pero engañan a tu cerebro y dañan tu cuerpo”, asegura el médico e investigador Mark Hyman.
Para aclarar esto es importante comprender cómo actúa el azúcar en el organismo. Los especialistas de la FEN explican que el azúcar no puede ser absorbido como tal por el intestino, puesto que se trata de un disacárido. Por tanto, el azúcar se ve sometido a un proceso de ‘degradación’ hasta dividirlo en dos componentes: la glucosa y la fructosa. A partir de ahí, la glucosa pasa del torrente sanguíneo a las células para completar su ciclo de producción de energía. Pero existe un elemento clave que permite este proceso, la insulina. Esta hormona, producida por el páncreas, se encarga de regular los niveles de azúcar y permitir su paso a las células. Es entonces cuando comienzan las diferencias entre el azúcar puro y los edulcorantes artificiales.
¿Por qué los edulcorantes artificiales dañan más el organismo que el azúcar?
Anteriormente se creía que los edulcorantes artificiales no activan el metabolismo, sin embargo, estudios recientes lo han desmentido y analizan cómo estos influyen en la salud del organismo. El médico e investigador Mark Hyman advierte acerca de su consumo: “Son hasta 1.000 veces más dulces que el azúcar, y esa señal ‘hiperdulce’ activa tu cerebro, como los perros de Pavlov, avisando a tu cuerpo de que llegarán azúcar y calorías. Pero cuando las calorías no llegan, tu cerebro y tu metabolismo se confunden”, explica el especialista.
De esta forma, se produce un desajuste que aumenta los antojos, altera el microbioma y aumenta la probabilidad de sufrir de peso. Ciertas investigaciones al respecto, como la publicada en la revista ‘Nature’, apuntan a que los edulcorantes artificiales pueden provocar cambios negativos en la flora intestinal e incrementar los niveles de azúcar en sangre. Mark Hyman señala el riesgo a que se produzca una resistencia a la insulina e incluso una diabetes tipo 2.
Si bien todavía son necesarios más estudios al respecto, igualmente cabe especificar que existen diferencias entre los distintos edulcorantes artificiales. Mark Hyman recomienda optar por la Stevia 100% orgánica pura, y evitar otros como el aspartamo o la sulcralosa.