Tati Ballesteros, escritora y conferenciante: “Jamás sabrás la importancia de un momento hasta que se convierte en un recuerdo; por eso hay que vivir con el corazón abierto”
VIVIR EL MOMENTO
“La risa que hoy te alegra la vida, mañana lo mismo no está; el olor del café recién hecho quizá algún día deje de oler igual”, señala la escritora a través de su cuenta de TikTok
Andrea Rosario, psicóloga: “Muchas personas siguen en relaciones en las saben que les hacen daño porque la oxitocina distorsiona los recuerdos; hace que recuerden mucho más lo positivo y mucho menos las situaciones dañinas”
Tati Ballesteros, escritora y conferenciante: “Jamás sabrás la importancia de un momento hasta que se convierte en un recuerdo; por eso hay que vivir con el corazón abierto”
Hay mensajes que no necesitan una gran producción ni palabras llamativas para tocar una fibra. A veces basta alguien hablando desde un lugar honesto. Así se explica por qué una simple reflexión de Tati Ballesteros, escritora y conferenciante, ha emocionado a miles de personas que, quizá sin buscarlo, se encontraron frente a una verdad tan sencilla como difícil de asumir: “Jamás sabrás la importancia de un momento hasta que se convierte en un recuerdo.”
Ballesteros lo dice despacio, mirando a cámara. En su cuenta de TikTok, donde ya reúne más de un millón de seguidores, la autora comparte pensamientos sobre la memoria, el paso del tiempo y la vulnerabilidad. Pero este mensaje, en particular, se ha convertido en una especie de espejo para muchos.
“Vivimos con la prisa de que todos los días parecen iguales, sin darnos cuenta de que lo que hoy damos por sentado mañana puede ser lo que más echemos de menos”, confiesa en el vídeo. Habla del olor del café recién hecho, de una risa que se apaga, de esas pequeñas rutinas que no avisan cuando se transforman en recuerdos.
La prisa y la pérdida
La responsabilidad de estar presentes
En su reflexión, Ballesteros pone palabras a una sensación compartida por una generación que vive entre pantallas, listas de tareas y notificaciones. “La risa que hoy te alegra la vida, mañana lo mismo no está. El olor del café recién hecho quizá algún día deje de oler igual”, dice, recordando que la belleza del instante radica precisamente en su impermanencia.
Además, lo cierto es que la psicología lo confirma. Estudios del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la Universidad de Harvard han mostrado que la percepción del tiempo se distorsiona cuando la mente está saturada de estímulos, lo que dificulta registrar los momentos significativos. “No es que tengamos menos tiempo, es que lo habitamos peor”, escribía en Psychological Science la investigadora Ruth Ogden.
“Vivimos con la prisa de que todos los días parecen iguales, sin darnos cuenta de que lo que hoy damos por sentado mañana puede ser lo que más echemos de menos”
“Los momentos no avisan, no llevan un cartel que diga: soy importante”, continúa Ballesteros en su mensaje. “Por eso hay que vivirlos, exprimirlos y estar presentes cada día, con la responsabilidad de hacerlo con el corazón abierto, sabiendo que nada está garantizado”, añade.
Su discurso se aleja de la autoayuda rápida para centrarse en la responsabilidad de vivir conscientemente, incluso en lo cotidiano. “Los humanos somos muchas veces ridículos. Vivimos con vergüenza, con armaduras, dejando que el tiempo pase sin entenderlo”, señala.
“Cuando el tiempo pasa, cuando ya no somos los mismos, cuando alguien se va, justo ahí entiendes que ese momento era sagrado. Porque los recuerdos no se fabrican. Se viven, se sienten o se padecen incluso. Son una colección de instantes que una vez decidiste vivir. Pero vivir de verdad”, concluye.
Quizá por eso su mensaje ha resonado tanto. Porque no habla de grandes gestas ni de teorías, sino de lo que a todos nos duele y nos sostiene a la vez.