La forma de viajar está cambiando, y con ella, también el concepto de “lujo”. Hoy, esta palabra ya no se asocia solo con opulencia o exhibición, para los viajeros de alto poder adquisitivo, el lujo significa vivir experiencias únicas y memorables, mucho más allá de un simple descanso. Los hoteles de cinco estrellas dejan de ser la opción preferida, y cada vez más, se buscan formas diferentes y exclusivas de pasar la Navidad.
Viajar se ha convertido en un verdadero privilegio, y los números del Instituto de Estadística de Catalunya lo confirman. En el último trimestre de 2024, los catalanes realizaron 6,3 millones de viajes, un 5,8% menos que en 2023, pero el gasto total creció hasta 2.253 millones de euros (+12%). Esto muestra que, aunque se viaja menos, cada viaje es más caro y selecto: el gasto por persona subió un 12%, hasta los 358 € por viajero. Además, los viajes al extranjero representaron el 17,4% del total, un aumento del 8,5% respecto al mismo período del año anterior.
Estos datos reflejan un patrón claro: quienes viajan buscan experiencias más exclusivas y personalizadas. Desde Guyana Guardian hablamos con Carolina Estellé, CEO de la agencia de viajes de lujo online “The Indiana Travel”, para conocer qué buscan exactamente los barceloneses de alto poder adquisitivo cuando planifican sus escapadas navideñas.
¿Qué buscan los viajeros cuando escapan de Barcelona?
Aunque son muchos los barceloneses que tienen segundas residencias en la Cerdanya, los patrones a la hora de elegir destino son claros: desconectar del ritmo de la ciudad y de las masificaciones, disfrutar de buen clima y de una hotelería cuidada al detalle. La experta señala que se repiten dos perfiles muy concretos.
Por un lado, quienes buscan cambiar el frío por sol y mar, en destinos como Maldivas, Emiratos o el Caribe más selecto, con islas como St. Barths, Anguilla, Santa Lucía o Turks and Caicos. Por otro, quienes prefieren la postal de nieve en Laponia o los Alpes, pero alojándose en chalets, lodges o iglús exclusivos, lejos de los grandes grupos. Laponia puede ser en Finlandia, Suecia (muy exclusivo) o Noruega.
Hotel en Maldivas
“En ambos casos piden lo mismo: tranquilidad, buena gastronomía y actividades pensadas solo para su familia o pareja, evitando la masificación típica de estas fechas”, explica Estellé. Hace diez años, el objetivo de muchos viajeros era llegar al destino icónico y alojarse en el gran hotel de cinco estrellas clásico. Hoy, sin embargo, el cliente de Barcelona busca algo distinto: privacidad, villas, resorts boutique o escapadas para grupos reducidos.
Otra tendencia que se observa es que buscan pasar más tiempo en cada lugar, con menos cambios de hotel. Este enfoque, conocido como slow travel, representa un lujo más directo y sostenible, centrado en experiencias auténticas y vivenciales: Laponia menos estándar, safaris exclusivos, o islas del Índico con un marcado enfoque de conservación. “Ya no les interesa tanto ‘enseñar’ el lujo, sino sentirse bien, cuidados y sin ruidos alrededor”, añade la experta.
No se marchan de Barcelona porque la ciudad sea más cara, sino porque estas fechas les ofrecen tiempo de calidad y elegir una experiencia distinta a la rutina navideña
En Laponia, por ejemplo, buscan alojamientos con pocas habitaciones, actividades sin masificación, encuentros más íntimos con Papá Noel y experiencias de nieve alejadas de los grandes grupos. En Maldivas y el Índico, los viajeros optan por cenas privadas en la playa, navegación en yate, snorkel o buceo con biólogos marinos, y wellness de alto nivel.
Por otro lado, quienes se decantan por safaris y naturaleza buscan lodges con pocas suites, vehículos privados, guías especializados en fotografía o fauna, y, si es posible, algún acceso especial fuera de horarios habituales o por rutas menos conocidas. Actualmente, también aumenta la demanda de rutas culturales y gastronómicas a medida, con buenos guías locales, escapadas a restaurantes icónicos y visitas a espacios normalmente cerrados al público o fuera de horas.
Papá Noel
Otra de las opciones para pasar Reyes o fin de año es visitar Egipto en familia y de manera totalmente privada. Para viajes de larga distancia, otro destino cada vez más demandado es Uganda, pensado para quienes buscan experiencias más exclusivas y alejadas de las rutas turísticas habituales.
¿Qué presupuesto manejan?
El presupuesto depende de la duración y el destino del viaje, pero la experta aporta algunas referencias. Para viajes por Europa con nieve o montaña, como Laponia, de 5 a 7 noches, los viajes suelen partir de 4.000–7.000 € por persona, cuando se trata de alojamientos de nivel y actividades privadas o en grupos muy reducidos.
En viajes de larga distancia de lujo en Navidad, Maldivas, safaris en África, Emiratos o, muy de moda ahora según Estellé, Arabia Saudita o Sudeste Asiático, lo habitual está entre 8.000 y 15.000 € por persona, y puede aumentar fácilmente si se incluyen villas privadas, safaris muy exclusivos o vuelos en business class. “En este segmento, el foco no está tanto en el precio, sino en la relación entre inversión y calidad de tiempo”, añade.
Cada vez valoran más el impacto que generan, la conexión con destinos menos masificados y la posibilidad de disfrutar la naturaleza de una manera respetuosa
“Este perfil de viajero sí mira el presupuesto y valora lo que invierte, pero eso no le impide viajar cuando realmente quiere hacerlo. Lo que ocurre es que, aunque suelen evitar la temporada alta y prefieren viajar en épocas más tranquilas del año, en Navidad se juntan por fin los días suficientes para una escapada larga en familia”, explica.
Además, destaca que aprovechan esta oportunidad para hacer algo diferente: destinos con mejor clima, naturaleza, privacidad o experiencias que les permitan desconectar de verdad. “No se marchan de Barcelona porque la ciudad sea más cara, sino porque estas fechas les ofrecen tiempo de calidad para viajar juntos y elegir una experiencia distinta a la rutina navideña”, añade.
Palmera de verano y playa tropical con fondo de cielo azul
Destinos en los que los viajeros han perdido el interés:
Según explica la experta, los viajeros más “premium” de Barcelona han perdido interés en destinos masificados durante esta época del año, como los grandes resorts todo incluido del Caribe o ciertos cruceros estándar por el Mediterráneo, percibidos como poco personalizados y saturados. También dejan cada vez más de lado las escapadas exprés de compras a las grandes capitales europeas en Navidad, por la masificación y porque, con lo que cuestan esos días, muchos prefieren invertir en experiencias más exclusivas de nieve o playa lejana.
Este espacio lo han ido ocupando destinos como Laponia bien trabajada, por ejemplo en Suecia, los Alpes y Suiza boutique, safaris privados y las islas de lujo del Índico. “Casi no nos piden ya el ‘paquete cerrado’ clásico de circuito en grupo por Navidad. Antes era normal un circuito organizado, un gran crucero o una semana de esquí con todo muy estandarizado”, aclara Estellé.
Hoy, el viajero busca grupos pequeños o viajes totalmente privados, con días libres para improvisar y actividades ‘a la carta’ en lugar de un programa rígido. “Incluso cuando viajan con niños quieren algo más sofisticado que el típico miniclub y las colas para ver a Papá Noel”, añade.
¿Cómo afectan las redes sociales a la popularidad de un destino?
Dubai, UAE
Las redes sociales tienen un gran impacto a la hora de popularizar destinos. “Cuando varios creadores de contenido muestran Laponia, Maldivas o Dubái en Navidad, lo notamos enseguida en las consultas: piden el mismo hotel, la misma actividad o incluso ‘la habitación que sale en este reel’”, cuenta la experta.
Además, Instagram y TikTok se han convertido en el nuevo catálogo aspiracional. “Nuestro papel como diseñadores de viaje es filtrar esa inspiración, bajarla a la realidad de fechas y presupuesto, y ofrecer alternativas, igual o más especiales cuando el destino de moda ya está saturado o no encaja con el viajero”, añade.
No es solo una tendencia, sino una demanda real que vemos crecer año tras año entre quienes entienden el lujo desde la consciencia
La tendencia de los viajeros está cambiando y se nota un interés creciente por buscar experiencias que transformen, no solo que entretengan. Además, la sostenibilidad y el viaje responsable están ganando mucho peso entre los viajeros de alto nivel. “Cada vez valoran más el impacto que generan, la conexión con destinos menos masificados y la posibilidad de disfrutar la naturaleza de una manera respetuosa”, explica Estellé.
Esta sensibilidad encaja totalmente con la filosofía de ” The Indiana Travel”: un slow travel que prioriza el respeto cultural y ambiental, apostando por experiencias profundas y cuidadas. “No es solo una tendencia, sino una demanda real que vemos crecer año tras año entre quienes entienden el lujo desde la consciencia”, concluye.





