Cuando el calor aprieta, no solo nosotros necesitamos adaptar los hábitos de nuestras comidas: nuestros perros y gatos también necesitan un cambio en su alimentación para afrontar el verano de la forma más saludable y no sufrir desajustes que pueden entorpecer su salud. Y es que las altas temperaturas no solo afectan a su apetito, sino también a sus necesidades nutricionales, su hidratación y su bienestar general. ¿Pero cómo podemos ayudarles desde el comedero? ¿Qué tipo de dieta es más adecuada en esta época del año?
Según Lucía Santo Tomás, hay que dejar de asumir que nuestra mascota siempre tiene las mismas necesidades o rutinas, ya que tenerlo en cuenta es clave para su bienestar a largo plazo. Veterinaria con más de diez años de experiencia en nutrición animal, Santo Tomás ha construido una sólida trayectoria combinando medicina tradicional e innovación en este ámbito, siempre con un enfoque holístico y preventivo. Pasó por el Durrell Wildlife Conservation Trust, donde trabajó en dietas especiales para primates, y actualmente desempeña el rol de Technical Product Manager en Natura Diet, actuando como nexo entre los departamentos de I+D, calidad, marketing y regulatorio, con el objetivo de que cada receta cumpla con los más altos estándares científicos y normativos, así como con las exigentes necesidades del mercado y de los cuidadores de perros y gatos.
¿Por qué es importante adaptar la dieta de perros y gatos durante el verano?
No es que sea importante, es que es fundamental. En verano debemos tener presentes varios factores que deberían implicar una serie de ajustes en el manejo nutricional de la alimentación de nuestros animales. Por eso es de vital importancia fomentar la hidratación frecuente y controlar el exceso de calorías en la dieta, ya que las rutinas de paseo y juego cambian y pasamos más tiempo con ellos, por lo que el “riesgo” de excedernos dando ‘premios’ y comida de nuestro plato es mayor. Pero si tenemos animales mayores, lactantes o convalecientes, también debemos estimular el apetito (y la bebida), porque con las altas temperaturas pueden perder ganas de comer y pueden entrar en riesgo de deficiencias y desequilibrios.
¿Hay estudios que remarquen esto?
Lo cierto es que no hay muchos estudios publicados sobre cómo el calor afecta a la alimentación de perros y gatos, en realidad. Pero podríamos resaltar el publicado en 2014 por un grupo de investigadores que observaron durante 4 años cómo cambiaba la cantidad de comida ingerida por los gatos según la época del año. Analizaron a 38 gatos adultos de diferentes razas y edades, que podían comer todo lo que quisieran (ad libitum), y compararon cuánto comían cada mes con el clima y las horas de luz del sur de Francia. Y lo que descubrieron tras todos esos años es la pauta que todo cuidador atento a su animal identifica: que en los meses de verano se reduce la ingesta de alimento. De hecho, llegaron a determinar que, en verano, los gatos comían un 15% menos que en invierno. Y que los picos de más horas de luz y temperatura coincidían con los cambios de ingesta.
Un estudio de 2014 determinó que, en verano, los gatos comían un 15% menos que en invierno
Entonces, se podría afirmar que es normal que los animales pierdan el apetito con la llegada del calor.
Efectivamente, como decíamos, es normal que nuestros perros o gatos coman menos en época estival. Pero debemos estar alertas para que esa falta de apetito no pase factura, especialmente a los animales más sensibles: animales mayores o senior (con el riesgo de agravar la malnutrición asociada a la edad avanzada y la posible atrofia o pérdida de masa muscular); crías muy jóvenes (que pueden llegar a tener alguna crisis por bajada de glucosa en sangre); o enfermos y convalecientes (que necesitan recibir una nutrición óptima para que su recuperación o estabilización sea máxima).
¿Y qué señales deben alertar a los tutores?
Algunas de las señales que pueden dar la voz de alarma son la pérdida de peso y masa muscular, diarreas, falta de energía o incluso estados de letargo o cambios en el pelaje. Pero no todos los animales pierden apetito en verano. Muchos, incluso, cogen peso estos meses, precisamente por la mayor convivencia con nosotros. Los premios por debajo de la mesa se incrementan, ya que en verano todos nos volvemos más permisivos y nos relajamos. Debemos tener en mente que lo que a nosotros nos parece un bocadito de nada, para según qué animal puede ser un exceso, algo que, de repetirse en el tiempo, supone un desajuste importante en su dieta.
En verano hay más riesgo de darles comida de nuestro plato a los perros, y ese bocado puede implicar un desajuste importante en su dieta
En ese sentido, ¿deberíamos ajustar las cantidades de alimento durante el verano? ¿En qué casos es recomendable reducirlas o mantenerlas?
Cada animal tiene sus peculiaridades, así como cada cuidador las suyas. Extrapolar una reducción de dosis (calórica) a todos los perros y gatos no sería acertado. Lo que sí podemos hacer es controlar la condición corporal de nuestros animales con cierta frecuencia, palpándolo para ver si aún podemos notar las costillas o la cadera, por ejemplo. Si no es así, es decir, si no notamos esos relieves óseos, deberíamos considerar reducir la dosis de alimento diario, o cambiar a un alimento específico de pérdida de peso y aumentar su actividad física en horas de menos calor. En cambio, si nuestros animales mantienen una condición corporal adecuada, no hay necesidad de reducir las raciones. Pero puede ser interesante fomentar la alimentación húmeda a diario, ya que son recetas menos calóricas, con un gran poder de hidratación y muy fácilmente digestibles.
¿Cómo afecta la menor actividad física que suelen tener los perros y gatos en verano a la cantidad de alimento que necesitan?
En épocas de temperaturas elevadas, los perros y gatos suelen reducir su actividad, porque pasan más tiempo descansando y menos jugando o moviéndose. Como decíamos, el control de la condición corporal y la observación de posibles cambios, nos ayudará a plantear el reajuste de la ración si fuera necesario. Es importante, si vemos cambios, adaptar la cantidad y el tipo de alimento estos días, especialmente en animales con tendencia al sobrepeso, animales delicados a nivel digestivo, con un apetito pobre o necesidades especiales. Cada caso requerirá un análisis específico, por lo que no podemos generalizar.
Vayamos a la práctica. ¿Cuál es la mejor forma de realizar una transición alimentaria durante esta época del año?
Aunque en verano lo ideal sería ser previsores y adquirir los productos que suele comer para poder tener suficiente, en caso de desplazarnos a algún lugar de vacaciones que no disponga de ellos, puede pasar que nos quedemos sin el alimento habitual y debamos recurrir a otros. Lo ideal sería anticiparnos a esa situación y dejar un poco del alimento anterior para ir haciendo la transición paulatinamente, que consiste en ir mezclando cantidades de ambos alimentos (el anterior y el nuevo) al menos 5-7 días. El aumento de la proporción del alimento nuevo ha de ser progresiva, especialmente en animales con un sistema digestivo delicado.
¿Por qué es necesario seguir este proceso de adaptación?
Debemos tener presentes dos cosas: la primera es que cada alimento tiene un perfil nutricional, calorías y digestibilidad concretos, por lo que, si no elegimos recetas similares en ese sentido, el digestivo del animal puede resentirse (no tiene por qué, pero puede pasar). La segunda es que cualquier cambio de alimentación puede desajustar su microbiota, que tardará varias semanas en volver a estabilizarse (es decir, a acostumbrarse a su nuevo alimento). Ese desajuste no ha de implicar ninguna patología, pero puede suponer un empeoramiento transitorio de la calidad de las heces. Por tanto, no debemos alarmarnos en exceso si, con un cambio de alimentación, notamos que las heces de nuestro perro o gato no son como siempre. Simplemente, debemos de observar la evolución, asegurarnos que no hay pérdida de apetito u otro síntoma y fomentar la hidratación. Y tener en cuenta que la variedad en la dieta es enriquecedora, pero tenemos que ser cuidadosos en qué y cómo introducimos esos cambios.

Frutas como la sandía o el melón son buenos snacks en vernao, porque tienen pocas calorías y mucha agua.
En ese sentido, ¿qué tipo de snacks o premios serían los adecuados?
El término “adecuado” puede implicar diferentes interpretaciones, ya que cada animal tiene sus necesidades individuales. Algunos pueden tener sobrepeso, por lo que cualquier snack que aporte un exceso de calorías, debe controlarse y limitar la dosis diaria. Hay otros casos, como ser animales mayores, o con una historia previa de cálculos urinarios o infecciones urinarias, o que viven en zonas de mucho calor, para los cuales favorecer la hidratación es muy recomendable, incluso con los ‘premios’.
Ponme algunos ejemplos.
Existen snacks semisecos, con un alto porcentaje de carnes frescas en su composición que aportan proteína y humedad y su dosificación es sencilla, ya que suelen venir en forma de porciones. Otra herramienta muy útil para estos días de calor serían los alimentos húmedos (ya sean completos o complementarios) porque su textura en forma de paté o trocitos de carnes en salsa, por ejemplo, permite no solo hidratar al animal diariamente de una manera más lúdica y atractiva, sino que puede llegar incluso a refrescarlos si se reparte la dosis en una cubitera y se congela, para luego ofrecerlos en los momentos de mayor temperatura. Los alimentos húmedos son menos calóricos por su alto contenido en agua y su versatilidad permite usarlos como alimento diario o como snack.
En verano hay que potenciar la ingesta de alimentos húmedos; son menos calóricos por su alto contenido en agua y su versatilidad permite usarlos como alimento diario o como snack
¿Y qué hay de la fruta?
Aparte de las opciones comerciales, están las que solemos tener todos nosotros en la nevera estos días: melón o sandía (sin pepitas ni piel). Estas frutas aportan muy pocas calorías y mucha agua, y tanto a perros como a gatos les suelen llamar la atención y disfrutar con ellas. Eso sí, siempre con moderación, que nuestro concepto de cantidad adecuada en muchas ocasiones es excesivo para nuestros animales.
¿Qué pasa si se opta por seguir con la misma dieta durante todo el año? ¿Puede conllevar perjuicios para la mascota?
No diría perjuicio como tal, ya que la mayoría de alimentos completos comerciales a priori están planteados para aportar todos los nutrientes esenciales que un perro o gato necesita en esa etapa de su vida. Pero como ocurre en muchas ocasiones, ninguna situación es ideal y no podemos asumir que ese perro o gato tiene siempre una capacidad máxima de digestión y asimilación de nutrientes. La edad, el uso de ciertos medicamentos, el metabolismo individual o ciertas enfermedades afectan nuestra capacidad para aprovechar nutrientes. Paralelamente, debemos tener presente que el origen de un ingrediente, la interacción que existe entre los diferentes nutrientes de una receta o el tipo de cocinado influyen en el valor nutricional de un alimento. Por ello, debemos fomentar la variedad en la medida de lo posible para asegurarnos que recibe nutrientes biodisponibles de diferentes fuentes.
Una dieta más variada, como la que tenemos los humanos.
Sí. Ofrecer diferentes texturas y “sabores”, o mejor dicho, recetas con una selección diversa de ingredientes, no solo aporta nutrientes variados, sino que ayuda a que su microbiota esté fuerte, lo que se traduce en un sinfín de beneficios para el perro o el gato. Además, al margen de esto, asumir que nuestro perro o gato siempre tiene las mismas necesidades o realiza la misma actividad física es poco acertado. El manejo nutricional de nuestros animales no ha de estandarizarse, sino amoldarse a los cambios. Y para ello, hemos de estar atentos e informarnos.
¿Hay algún tipo de alimento que debamos evitar en los meses más calurosos?
Todo lo que pueda suponer un exceso de calorías o una novedad a su paladar. En el primer caso, porque un elevado porcentaje de animales de compañía tiene sobrepeso y en una temporada en donde la menor actividad está garantizada por el calor, no deberíamos ofrecer alimentos extra muy calóricos. Hay alternativas con muy poca densidad energética, que también disfrutan. En el segundo, porque cualquier ‘premio’ o sobra que les ofrezcamos en vacaciones, lejos de su rutina y hábitos alimentarios, puede incluir ingredientes a los que ellos no estén acostumbrados o puedan ser potencialmente peligrosos. Por ejemplo, platos especiados con curry o Garam Masala, que contienen nuez moscada, o bebidas energéticas y estimulantes que tengan cafeína o guaraná, así como helados y postres con chocolate. Y ciertamente, en la cantidad está el riesgo, pero conviene ser precavido.
Con el calor hay que evitar todo alimento que pueda suponer un exceso de calorías o una novedad al paladar del animal
Has nombrado mucho la dieta húmeda. ¿Qué papel juega en verano?
Este tipo de presentaciones juegan un papel muy importante y son una herramienta clave en la dieta diaria de perros y gatos, especialmente en verano, donde asegurar una correcta hidratación diaria es vital. Los alimentos húmedos no solo ayudan en la hidratación, también estimulan el apetito y pueden saciar sin aportar un exceso de calorías. Además, las conservas de alimento húmedo (como latas o pouches) tienen la ventaja de que pueden transportarse cerradas sin riesgo a perder nutrientes por la oxidación o a alterarse microbiológicamente, lo que es un plus en estas fechas en donde viajar o escaparse en el día es la norma.
¿Qué beneficios aporta esta hidratación?
El agua es un “nutriente” esencial, ya que participa en multitud de procesos internos. Pero, además, ayuda a la diuresis (que es la producción y eliminación de orina) y facilita el tránsito de las heces a través del intestino. Los animales obtienen una parte importante de agua gracias a las comidas húmedas, lo que les ayuda a mantener su equilibrio hídrico interno y evitar la deshidratación, sobre todo en épocas de calor. La digestibilidad de este tipo de alimentos es elevada y puede ser una herramienta fantástica para nutrir a animales con sistemas digestivos delicados. Además, conviene recordar que en los gatos, aunque también en perros, el riesgo de cristales urinarios es notable y la necesidad de fomentar esa diuresis es diaria, ya sea con dieta húmeda o con diferentes puntos de bebida en nuestras casas.
¿Qué consejos básicos darías a los tutores?
Podrían ser varios, pero creo que es importante compartir y recordar los siguientes: la conservación de los alimentos secos, seguir el mantenimiento de la cadena de frío, apostar por recetas muy digestibles y potenciar la hidratación. Nuestros animales, al igual que nosotros, se deshidratan rápidamente en verano, por lo que cualquier medida de hidratación es útil.