La salud ocular de los perros suele pasar desapercibida para muchos tutores, que tienden a centrarse en otros aspectos del cuidado de sus compañeros. Sin embargo, los ojos no solo son un órgano vital para su bienestar, sino también una ventana privilegiada para entender cómo perciben el mundo y detectar posibles patologías a tiempo. También para destruir mitos y comprender mucho más acerca de su perspectiva. “Los perros no ven el mundo en blanco y negro, pero su visión cromática está reducida en comparación con la nuestra”, explica Maria Simó, referente en oftalmología veterinaria.
Simó sabe de lo que habla porque lleva años formándose y cosechando su experiencia en centros internacionales. Ha completado el posgrado BSAVA Postgraduate Certificate in Small Animal Ophthalmology en Reino Unido y ha cursado el Basic Science Course del American College of Veterinary Ophthalmologists en EE. UU., además de realizar estancias internacionales en lugares como la Texas A&M University. Actualmente, es especialista en el Instituto Veterinario Oftalmológico (IVO), pero también ha presentado casos clínicos en congresos nacionales e internacionales, y en 2022 fue reconocida con el Premio a la Mejor Presentación en el congreso anual de la European Society of Veterinary Ophthalmology en Berlín.
¿Cómo ven realmente los perros? ¿Miran el mundo en blanco y negro o distinguen colores?
Contrariamente a lo que muchos creen, los perros no ven en blanco y negro, pero su percepción del color sí es muy distinta a la de los humanos y su visión cromática está reducida en comparación con la nuestra. Mientras nosotros somos tricrómatas, es decir, tenemos tres tipos de conos en la retina que nos permiten detectar las longitudes de onda correspondientes al rojo, verde y azul, los perros son dicrómatas. Esto significa que su retina cuenta únicamente con dos tipos de conos, sensibles principalmente a las longitudes de onda azul-violeta y amarillo.
¿Y esto qué significa en la práctica?
Los perros no distinguen bien los tonos rojos ni verdes. En su visión, esos colores se perciben como tonos más apagados o incluso como variantes de gris o marrón. Por ejemplo, una pelota roja en un césped verde podría verse muy similar al entorno, lo que explica por qué muchos perros buscan con dificultad objetos de colores cálidos en el jardín. Según estudios de la Universidad de Wisconsin, los perros pueden discriminar colores, pero esta capacidad se reduce en condiciones de bajo contraste y en el espectro rojo-verde. Se ha demostrado que sí pueden utilizar el color como criterio visual para resolver tareas, pero su rendimiento mejora notablemente si el estímulo visual incluye diferencias en brillo, forma o movimiento, además del color.
Los perros no ven el mundo en blanco y negro, pero su visión cromática está reducida en comparación con la nuestra
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Desde el punto de vista evolutivo, ¿tiene algún sentido que sea así?
Sí, todo el sentido. Los perros son cazadores crepusculares, adaptados a detectar presas en condiciones de poca luz. Por eso, su visión está más optimizada para detectar movimientos sutiles y contrastes de luminosidad, más que para distinguir colores saturados como haría un primate diurno. Además, su retina contiene una zona denominada “visual streak”, que les permite una percepción más amplia del entorno en horizontal, muy útil para detectar estímulos a distancia en su campo visual periférico. Esta zona difiere de la fóvea humana, donde se concentra la visión más nítida y detallada.
¿Hay diferencias en la visión entre razas?
Sí, existen diferencias anatómicas y funcionales notables entre razas, especialmente según la forma del cráneo: dolicocéfalos (cara alargada), mesocéfalos (proporciones intermedias) y braquicéfalos (cara corta). Estas variaciones influyen directamente en la estructura ocular y, por tanto, en la forma en que cada raza percibe el entorno visual.
Entonces, ¿un galgo no ve igual que un bulldog?
Exacto. En razas dolicocéfalas, como galgos, pastores o whippets, es común encontrar una retina con una “visual streak”, lo que les proporciona un campo visual más amplio, especialmente en sentido lateral. Esta especialización les permite detectar con gran eficacia estímulos en movimiento a larga distancia, lo cual tiene un claro origen evolutivo relacionado con la caza. Su campo visual puede alcanzar los 270 grados o más, superando ampliamente el de los humanos. Por el contrario, en razas braquicéfalas como el bulldog francés, el carlino o el shih tzu, la morfología craneal acortada provoca una disposición más centralizada de la retina, con una densidad elevada de células ganglionares en el área centralis. Esta configuración les ofrece una mayor capacidad de enfoque en el centro del campo visual, pero limita su percepción periférica. Además, sus ojos son más prominentes y su exposición al exterior mayor, lo que los hace más vulnerables a lesiones y patologías oculares.
¿Esto impacta en cómo nos perciben a los humanos?
Estudios de comportamiento visual han mostrado también que los perros braquicéfalos tienden a establecer contacto visual más rápido con los humanos y a mantener su atención durante más tiempo en estímulos faciales estáticos, lo que sugiere diferencias cognitivas asociadas a la forma del cráneo.
Un galgo y un bulldog no ven igual y necesitan tipos de cuidados oftalmológicos diferentes
Entonces, si ven diferente, también desarrollan patologías distintas, ¿no?
Sí, también se observan diferencias claras en la predisposición a enfermedades oculares. Los perros braquicéfalos presentan con frecuencia el llamado síndrome ocular braquicéfalo, que incluye úlceras corneales, pigmentación, fibrosis, entropión y alteraciones de la película lagrimal, debido a sus ojos prominentes, párpados mal conformados y parpadeo incompleto. Por todo ello, un galgo y un bulldog no ven igual. El galgo está adaptado para detectar movimiento a distancia con gran campo visual, mientras que el bulldog tiene una visión más enfocada y cercana, pero con más riesgo de desarrollar problemas oculares. Estas diferencias no solo afectan cómo ven el mundo, sino también qué tipo de cuidados oftalmológicos son más necesarios en cada raza.
¿Qué tan confiable es la visión nocturna de los perros comparada con la de un humano?
Los perros tienen una excelente visión nocturna en comparación con los humanos. Esto se debe a varias adaptaciones: alta densidad de bastones en la retina, que son fotorreceptores especializados en condiciones de baja luz; presencia de tapetum lucidum, una capa reflectante detrás de la retina que mejora la captación de luz al reflejarla nuevamente hacia los fotorreceptores (lo que produce el “brillo” de sus ojos en la oscuridad); y pupilas grandes y capaces de una amplia dilatación. Gracias a estas adaptaciones, se estima que la sensibilidad nocturna de los perros es entre 4 y 8 veces mayor que la del humano. Sin embargo, esto se da a expensas de la agudeza visual y la discriminación de color, que siguen siendo inferiores a las nuestras.
¿Qué tipo de estímulos visuales captan mejor?
Los perros son especialmente sensibles al movimiento. Poseen una retina adaptada con una alta densidad de bastones y una estructura “visual streak”. Esta especialización es particularmente útil en condiciones de luz tenue, como al amanecer o al anochecer, momentos en los que evolutivamente eran más activos. También tienen una excelente capacidad para detectar contrastes de luz y sombras, así como formas simples, aunque su agudeza visual no es alta.
¿En qué sentido?
Estudios de comportamiento indican que su visión sería comparable a una agudeza humana entre 20/75 y 20/100, lo que equivale a ver el mundo con cierto desenfoque si no se usaran gafas. Por ello, los perros responden mejor a estímulos visuales que implican cambio de brillo, tamaño o movimiento, en lugar de a objetos estáticos o de colores similares al entorno. Además, los perros presentan una mayor sensibilidad al parpadeo o flicker en imágenes, lo que significa que detectan mejor los cambios rápidos en su entorno visual. Esto explica por qué reaccionan tan bien a pequeños movimientos, como los de una presa que se escapa, aunque tengan dificultad para identificar detalles finos.
La sensibilidad nocturna de los perros es entre 4 y 8 veces mayor que la del humano, pero tienen una agudeza visual equivalente a ver el mundo desenfocado sin gafas
Pese a todo, la vista no es su sentido principal.
No. El olfato y el oído siguen siendo predominantes en la exploración del entorno, en la comunicación social y en la toma de decisiones. No obstante, la visión es fundamental para la coordinación motora, la navegación espacial y la detección de señales dinámicas, como gestos humanos o amenazas a distancia.
¿Qué signos deberían hacernos sospechar que algo no va bien en los ojos de nuestro perro?
Algunos signos que deben ponernos en alerta incluyen secreción ocular persistente (mucosa, purulenta o serosa), enrojecimiento o congestión conjuntival, parpadeo excesivo o blefaroespasmo, rascado frecuente de los ojos o frotado contra superficies, opacidades corneales (manchas blancas, grises o azules), ojos más grandes o más pequeños de lo habitual (puede indicar glaucoma o atrofia), cambios de color en el iris, desorientación o inseguridad al moverse, especialmente en la oscuridad o en entornos nuevos, así como falta de reacción a estímulos visuales, como una pelota que se lanza en silencio o una mano que se acerca.

La limpieza ocular en perros es una práctica recomendable, según Simó.
¿Cuáles son las patologías oculares más comunes que ve en consulta?
Las más frecuentes en la práctica clínica son: conjuntivitis (alérgicas, infecciosas, inmunomediadas), ojo seco o queratoconjuntivitis seca (muy frecuente en razas braquicéfalas), úlceras corneales, glaucoma (primario o secundario), cataratas (congénitas, diabéticas o seniles) o luxación de cristalino. También distiquiasis o pestañas/cilios ectópicas, entropion, desprendimiento de retina o tumores oculares.
Muchos tutores intentan limpiar los ojos de sus perros. ¿Es recomendable hacerlo?
La limpieza ocular en perros es una práctica recomendable tanto para el mantenimiento de la salud ocular como para la prevención de ciertas afecciones, especialmente en razas predispuestas a acumulación de legañas, pliegues perioculares o patologías crónicas. Existen distintas opciones disponibles para esta higiene. Por ejemplo, los limpiadores oculares formulados específicamente para uso ocular suelen ser la opción más completa. Están diseñados para respetar el pH ocular, son estériles y contienen ingredientes con propiedades calmantes y lubricantes, como el ácido hialurónico o la euphrasia. Son muy útiles para el uso regular, especialmente en perros con secreciones frecuentes, tendencia a tinción lagrimal o que presentan queratitis o conjuntivitis crónicas. Además, se pueden usar a diario o varias veces por semana como medida preventiva.
Una infusión de manzanilla suave, bien colada y aplicada tibia o fría, puede ofrecer efectos calmantes y antiinflamatorios
¿Y qué hay de la manzanilla y el suero?
La manzanilla, bien preparada, es también una opción válida y segura. A pesar de que en algunos entornos clínicos se ha desaconsejado su uso por el riesgo de contaminación, lo cierto es que una infusión de manzanilla suave, bien colada y aplicada tibia o fría, puede ofrecer efectos calmantes y antiinflamatorios ligeros. Es útil en ojos sin lesiones activas, como medida de higiene cotidiana o en casos leves de irritación, pero no se recomienda su uso si hay úlceras corneales, cirugía reciente o cuadros de inmunosupresión. Pero en general, la manzanilla resulta más respetuosa que el suero fisiológico para usos prolongados. El suero, aunque estéril y ampliamente utilizado, no es la mejor opción para el uso diario; su contenido en sales puede desecar ligeramente la superficie ocular con el tiempo, y su pH no siempre es el más fisiológico para la superficie del ojo canino. Puede estar indicado en momentos puntuales, como en enjuagues tras cuerpos extraños o para arrastrar secreciones espesas, pero no se aconseja como rutina diaria si existen mejores alternativas disponibles.
¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?
La técnica también es importante. Se debe emplear gasa estéril (no algodón, que deja fibras), humedecerla adecuadamente con la solución elegida y limpiar desde el ángulo interno del ojo hacia el externo, con suavidad, una o dos veces al día según necesidad. En pacientes con tratamiento oftálmico activo, es recomendable realizar esta limpieza antes de aplicar los colirios para garantizar su eficacia.
¿Qué tipo de cuidados básicos podemos tener en casa para mantener la salud ocular de nuestro perro?
Los ojos son estructuras delicadas y muy expuestas, por lo que la observación y la higiene diaria son esenciales para detectar cualquier cambio a tiempo y prevenir complicaciones. En todos los perros, se recomienda revisar los ojos diariamente, prestando atención al color de la conjuntiva, la transparencia de la córnea, la presencia de secreciones o legañas, y comportamientos anómalos como el parpadeo excesivo, rascado o cierre involuntario del ojo. También limpiar con suavidad el contorno ocular si hay secreciones, evitar que saquen la cabeza por la ventanilla del coche y tener un buen control veterinario periódico, especialmente si el animal pertenece a una raza predispuesta a enfermedades oculares. Del mismo modo, debemos evitar collares que generen presión cervical o tirones bruscos y proteger los ojos en entornos de riesgo, como salidas al campo con polvo, ramas o vegetación densa, usando lubricantes oculares o gafas diseñadas para perros si fuera necesario.
Debemos evitar collares que generen presión cervical o tirones bruscos y proteger los ojos en entornos de riesgo, como salidas al campo con polvo
¿La exposición al sol, al viento o al polvo puede causar problemas oculares?
Sí, la exposición ambiental a factores como radiación UV, viento, polvo o cuerpos extraños puede provocar o agravar múltiples patologías oculares en perros, sobre todo en razas braquicéfalas. En entornos de riesgo (alta montaña, playa, actividades deportivas, conducción con la cabeza por fuera del vehículo), es muy recomendable proteger sus ojos con lubricantes oculares, y existen gafas específicas para perros que ofrecen protección mecánica y frente a rayos UV.
¿Cómo afecta la edad a la visión de los perros? ¿Es inevitable que tengan problemas oculares al envejecer?
El envejecimiento conlleva cambios fisiológicos en el sistema visual, pero no todos los perros desarrollan patologías oculares graves con la edad, especialmente si se realiza un seguimiento preventivo adecuado. Algunos cambios frecuentes asociados a la edad son la esclerosis nuclear del cristalino, la reducción de agudeza visual y sensibilidad al contraste, la reducción de la adaptación a la oscuridad o una mayor incidencia de enfermedades como cataratas seniles, degeneración retiniana progresiva, glaucoma o tumores palpebrales o intraoculares. La clave está en detectar precozmente y no asumir que cualquier pérdida visual se debe únicamente a la edad. Muchos problemas tienen tratamiento si se abordan a tiempo.
En caso de cataratas, ¿cuándo se recomienda operar?
La cirugía de cataratas en perros se recomienda cuando la pérdida de transparencia del cristalino compromete su visión y calidad de vida. Muchos tutores notan que su perro empieza a tropezar, duda al moverse en la oscuridad o pierde seguridad al bajar escaleras. Estos signos pueden ser indicios de una catarata evolutiva. Aunque cada caso debe valorarse individualmente, la experiencia clínica demuestra que operar en fases iniciales, siempre que el veterinario lo considere indicado, mejora claramente el pronóstico. Esperar a que la catarata esté “madura” o “avanzada” puede dar lugar a problemas como uveítis, glaucoma, luxación del cristalino o incluso pérdida irreversible de visión. Esta indicación se vuelve aún más urgente en el caso de cataratas diabéticas, que pueden aparecer y progresar en cuestión de días. En estos casos, el cristalino se vuelve rápidamente edematoso (intumescente) y puede provocar inflamación severa o rotura de la cápsula, una situación que requiere intervención inmediata para salvar el ojo.
¿Qué papel juega la alimentación en la salud ocular de los perros? ¿Hay nutrientes clave que la favorezcan?
La nutrición es un factor esencial en la prevención y mantenimiento de la salud ocular. Existen nutrientes específicos con efecto protector y antioxidante: ácidos grasos omega-3 (DHA, EPA, presentes en pescado azul y suplementos, que ayudan a mantener la película lacrimal y la salud retiniana; vitamina A, esencial para la regeneración del epitelio corneal y la función de bastones retinianos, y cuya deficiencia causa xeroftalmia y ceguera nocturna; luteína y zeaxantina, carotenoides con acción antioxidante en la retina; y zinc y vitamina E, ya que intervienen en procesos antioxidantes y estabilidad celular en tejidos oculares. De hecho, existen estudios que hacen referencia al impacto de la dieta y el estrés oxidativo en la salud ocular. Los antioxidantes dietéticos tienen un papel importante como moduladores del daño en enfermedades neurodegenerativas, incluyendo algunas que afectan la retina.
Existen estudios que hacen referencia al impacto de la dieta y el estrés oxidativo en la salud ocular
¿Los perros pueden ver pantallas? A veces parece que miran la tele, pero ¿es real o es proyección nuestra?
Los perros sí pueden ver pantallas, pero su percepción es distinta a la humana. Su retina capta menos colores y detalles, pero es muy sensible al movimiento y al cambio de contraste. En monitores antiguos (con baja tasa de refresco), los perros apenas perciben las imágenes debido al parpadeo, pero con pantallas modernas (LED, LCD a 60–120 Hz), sí pueden distinguir el movimiento de objetos o animales. También pueden llegar a reconocer sonidos asociados o estímulos visuales repetidos. Muchos responden a vídeos de otros perros, pelotas o escenas dinámicas. Así que sí, no es una proyección nuestra: si bien su experiencia visual es distinta, algunos perros realmente observan y reaccionan a contenidos visuales en pantallas, especialmente si hay elementos que reconocen auditiva o visualmente.
¿Los dispositivos entorpecen su salud ocular?
Actualmente, no hay evidencia científica concluyente que relacione el uso de pantallas con daño ocular en perros. Esto se debe a que el tiempo que los perros pasan observando pantallas suele ser ocasional y breve, y no se han descrito casos clínicos de síndrome visual inducido por dispositivos, como sí ocurre en humanos (fatiga visual, sequedad ocular, miopización, etc.). En este sentido, la mayoría de perros interactúan visualmente con el entorno tridimensional, no con pantallas de forma constante. Sin embargo, la ausencia de estudios no implica que el riesgo sea inexistente. La exposición continuada a luces LED de alta intensidad, especialmente en entornos oscuros, podría tener efectos acumulativos aún no estudiados en especies distintas al ser humano. Por tanto, aunque no hay motivo para preocuparse hoy, tampoco podemos afirmar con certeza que no haya consecuencias a largo plazo, especialmente si el uso de pantallas en mascotas se generaliza.
¿Qué errores ve con más frecuencia cuando los tutores intentan tratar un problema ocular por su cuenta antes de ir al veterinario?
El uso de colirios humanos, especialmente corticoides, sin diagnóstico, que puede agravar úlceras o infecciones, así como la aplicación inadecuada de colirios sin separar bien los párpados, sin limpiar previamente o aplicando varias gotas juntas sin esperar el tiempo necesario entre cada una. También hay veces que esperan demasiado para consultar; muchas patologías evolucionan rápidamente, y retrasar el tratamiento puede derivar en complicaciones irreversibles. Otro de los errores es tratar solo uno de los ojos cuando la enfermedad afecta a ambos o no observar señales visuales sutiles, como evitar escaleras, no encontrar la pelota o chocar en la oscuridad. Lo ideal es consultar al menor signo de sospecha, especialmente si el ojo muestra dolor, enrojecimiento o cambios de aspecto. La detección precoz sigue siendo la mejor herramienta para preservar la visión.