En medio de sesiones de fotos, campañas y viajes, la vida de Inma Campano, una de las creadoras digitales más influyentes de España, dio un giro inesperado: la llegada de Luna, una perrita rescatada que se convirtió en su hogar emocional. Lo que empezó como un acto de ayuda se transformó en un vínculo profundo marcado por la enfermedad crónica de la pequeña. Hoy, la influencer comparte cómo la maternidad animal, los cuidados paliativos y el amor incondicional redefinieron no sólo su rutina, sino su propósito. En esta entrevista, repasa los desafíos, la vulnerabilidad, el aprendizaje y el impacto que su historia está generando en miles de personas.
¿Cómo llegó Luna a su vida y qué fue lo que la hizo quedarse con ella?
Llegó como llegan los regalos que no buscas: de repente. Una familia la tenía en muy malas condiciones y no pude mirar hacia otro lado. No tenía intención de adoptar en ese momento, pero sentí que debía darle la vida que nunca había tenido y que merecía.
Lo más duro fue escuchar la palabra “crónico”. Asumir que no se cura, que lo único que puedes hacer es acompañar, aliviar y dar calidad de vida.
¿Qué fue lo primero que la enamoró de ella?
Su sensibilidad. Luna siente absolutamente todo. Desde el primer día intuía mis emociones incluso antes que yo. Ahí supe que nuestra conexión era especial.
Luna, la perrita de Inma Campano
¿Recuerda cuándo empezó a sospechar que algo no iba bien con su salud?
Sí. Luna dejó de ser ella: tenía menos energía, menos hambre y mostraba señales que mi instinto no quiso ignorar. Supe que algo importante estaba pasando.
¿Cómo recibió el diagnóstico de insuficiencia renal crónica?
Fue un golpe repentino. Entre analíticas y síntomas, me dieron una noticia que me paralizó de miedo. Pero en cuanto pude respirar, pasé al modo solución: investigar, preguntar, entender todo para tomar las mejores decisiones para ella.
¿Qué fue lo más duro de escuchar en esa consulta?
La palabra “crónico”. Asumir que no se cura, que lo único que puedes hacer es acompañar, aliviar y dar calidad de vida.
¿Cómo ha sido la adaptación a su nuevo día a día?
Abrumadora. Cada día es distinto: medicaciones, horarios, comida especial, controles constantes y una atención emocional enorme. Mi vida se reorganizó alrededor de ella, y lejos de pesarme, la siento mi prioridad absoluta.
¿Qué cambios realizó en casa para atenderla mejor?
Mi casa ahora parece un hospital: espacios tranquilos, zonas acolchadas, rutinas estrictas y mucha observación. Todo está pensado para que ella esté cómoda y segura.
¿Cómo gestiona los días buenos y los días malos?
En los buenos agradezco con todo el corazón. En los malos la abrazo y la escucho. Aprendí que incluso en los días difíciles, su forma de mirarme y de buscarme es una guía.
¿Qué le ha enseñado Luna sobre la resiliencia?
Que la resiliencia no es no caer, es seguir moviendo el rabito incluso cuando el cuerpo pesa. Ella me enseña a vivir el presente con valentía.
Inma Campano junto a su perrita Luna
¿Hay algún momento que la haya marcado especialmente?
Una vez, estando muy malita, se levantó sólo para apoyarse en mí. Ese gesto, tan pequeño y tan grande, me rompió y me reconstruyó a la vez.
¿Qué ha aportado Luna a su vida personal?
Perspectiva. Prioridades reales. Me enseñó qué es el amor que cura, el que no depende de lo material, el que está incluso cuando duele. Ha sido una lección vital enorme.
¿Ha cambiado su visión sobre la maternidad animal?
Muchísimo. Cuidar es amar incluso cuando duele, incluso cuando estás agotada. Luna me enseñó que la maternidad es entrega, paciencia y presencia.
Luna dejó de ser ella: tenía menos energía, menos hambre y mostraba señales que mi instinto no quiso ignorar. Supe que algo importante estaba pasando
¿Cómo integra a Luna en su vida profesional y en las redes?
De manera natural. Ella es parte de mi día a día y mi comunidad se enamoró de ella desde el primer minuto. No fue una estrategia, fue simplemente mostrar mi vida tal como es.
¿En qué cambió su contenido desde que ella forma parte de su vida pública?
Antes mi contenido era más estético, más moda. Con Luna aparecieron la humanidad, la vulnerabilidad y el propósito. La gente comenzó a verme como una persona real con procesos reales.
Inma Campano junto a su perrita Luna
¿Ha notado cambios en su audiencia debido a esta historia?
Muchísimos. Me escriben personas que viven situaciones similares, que se sienten acompañadas. Eso genera una responsabilidad enorme: comunicar con verdad, con respeto y sin alarmar.
¿Ha tenido que rechazar trabajos o modificar su agenda profesional?
Sí. Hoy todo se organiza en función de cómo está ella, de su medicación y de quién puede cuidarla. He rechazado campañas y viajes. Luna está primero.
¿Cómo definiría los cuidados paliativos en animales?
Acompañar con amor, aliviar y dignificar. No es rendirse, es cuidar con conciencia. Es escuchar lo que el animal necesita, no sólo lo que tú quieres.
Cuidar es amar incluso cuando duele, incluso cuando estás agotada. Luna me enseñó que la maternidad es entrega, paciencia y presencia
¿Cuál es el siguiente paso para Luna en términos de tratamiento y bienestar?
Seguir ajustando medicaciones, controlando su dieta renal, reduciendo estrés y cuidando su bienestar emocional. Todo se resume en darle la mejor calidad de vida posible.
¿Cómo cuida usted su salud mental en medio de este proceso?
Intento hacerlo, aunque es difícil cuando cuidas a un animal en este estado. Hablo con veterinarios, me apoyo en mi gente y me permito llorar cuando lo necesito. Eso me sostiene.
¿Qué señales le indican que Luna todavía disfruta de la vida?
Sus ganas de comer, de beber agua, de salir contenta a la calle, de buscarme incluso en los días malos. Su forma de pedirme que no la deje sola.
¿Qué gesto suyo la emociona siempre?
Cuando me busca estando malita. Esa necesidad de estar juntas es de las cosas más puras que he vivido.
¿Tiene alguna rutina favorita con ella?
Dormir juntas. Su respiración me da paz, me calma.
Intento hacerlo, aunque es difícil cuando cuidas a un animal en este estado. Hablo con veterinarios, me apoyo en mi gente y me permito llorar cuando lo necesito. Eso me sostiene.
Si Luna pudiera hablar un minuto, qué cree que le diría?
Que no me vaya de su lado.
¿Cómo le gustaría que la gente recordara a Luna?
Como lo que es: una perra luchadora, guerrera y con ganas de vivir incluso con una enfermedad tan delicada.
¿Cómo equilibrar cuidados y libertad?
Observándola. Si un día quiere caminar más, la dejo. Si quiere descansar, la respeto. La escucho constantemente.
¿Cree que su historia puede sensibilizar sobre los cuidados de animales enfermos?
Totalmente. Mucha gente no imagina lo que implica: tiempo, dinero, noches sin dormir, decisiones difíciles. Quiero visibilizarlo con honestidad.
¿Se plantea colaborar con asociaciones o crear contenido educativo?
Sí, lo estoy pensando. Me gustaría ofrecer guías, señales de alerta, recursos y herramientas para familias con animales enfermos.
Luna, la perrita de Inma Campano
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a quienes reciben un diagnóstico grave de su mascota?
Respiren. Infórmense. Rodéense de buenos veterinarios. Y escuchen a su animal: ellos saben guiarnos más de lo que creemos.
¿Cómo imagina los próximos meses junto a Luna?
Quiero disfrutarlos. Llevarla a lugares tranquilos, darle sol, césped, manta, siestas juntas. Quiero llenarla de vida.
¿Hacia dónde quiere dirigir su marca personal a partir de ahora?
Hacia algo más humano, más real. Mostrar que se puede hacer moda y, a la vez, hablar de cosas que importan. Luna me conectó con un propósito mucho más profundo.
¿Qué le diría hoy a Luna si pudiera resumirlo todo?
Que gracias a ella entendí lo que es el amor real. Que me enseñó a priorizar lo importante y a dejar ir a quienes sólo estuvieron en lo bueno y no en lo difícil.




