Josep Maria Vallès, experto en Seguridad Vial infantil de la ONU: “En un accidente de tráfico, hay que sacar al niño del coche en su sillita, no en brazos”
Entrevista
El presidente de la Fundación Smart Baby y formador de las Naciones Unidas en seguridad vial infantil, alerta de los errores más comunes al instalar las sillitas en el coche
“Hasta que no tienes dos hijos no te das cuenta de que esto es muy práctico en un coche”: consejos de una madre al comprar un familiar

Josep Maria Vallès, presidente de la Fundación Smart Baby y experto en seguridad infantil, aconseja sobre sillitas y protección en carretera
Muchos padres consideran que colocar al niño en su sillita es suficiente para viajar seguros. Pero no es así. Errores tan comunes como abrochar mal el arnés o utilizar una silla demasiado grande pueden convertir un viaje rutinario en un riesgo innecesario. Josep Maria Vallès, formador de las Naciones Unidas en seguridad vial infantil, presidente de la Fundación Smart Baby y gerente de Smart Group, explica que estos fallos aumentan el riesgo de lesiones en caso de accidente y aconseja cómo corregirlos desde el primer momento para evitar situaciones de peligro.
¿Podemos decir que los niños viajan realmente seguros en el coche hoy en día?
No, rotundamente, no, y lo podemos demostrar con cifras. La Fundación Smart Baby, que forma parte de AESVI, la Alianza Española para la Seguridad Vial Infantil, participó hace un par de años en un proyecto de seguridad vial europeo que incluía una encuesta sobre la seguridad infantil. Pues bien, en base a estas observaciones que hicimos, detectamos que el 54% de las sillas no estaban bien instaladas.

Más de la mitad…
Sí, es un dato preocupante, y además estos resultados colocaban a España como el peor país de Europa en cuanto a seguridad infantil. Pero que fuéramos los más feos de la foto tampoco refleja la realidad. Si otros países salían demasiado guapos era porque nosotros habíamos hecho un buen trabajo. Fuimos más rigurosos que ellos y esto nos dio pie a presentar un manual a la DGT para que lo adaptaran los demás países europeos. No puede ser que en esta encuesta saliera que el 98,5% de los conductores en Polonia respeten los límites de velocidad. Demasiado bien para ser cierto.
¿Saben los padres colocar correctamente las sillas infantiles en el coche?
Hay dos tipos de usuarios, el que está hipermotivado y compra una sillita de muy buena calidad, se lee el manual de instrucciones y la instala de forma correcta, pero hay otro que no se preocupa lo más mínimo y le da igual colocar de cualquier manera la silla o que sea de segunda mano.
En España, más de la mitad de los niños viajan sin la seguridad que los padres creen darles”
¿No son recomendables las sillitas de segunda mano, aunque estén como nuevas?
Para nada. Y otra vez lo digo con los resultados en la mano. Con AESVI hicimos una prueba: compramos 10 sillitas de segunda mano y las llevamos al laboratorio para analizarlas, y 9 de las 10 no pasaron la prueba de choque.
Así que es muy peligroso poner a un peque en una silla que ya ha tenido una vida anterior, aunque proceda de una persona de confianza…
Sí, sí. Y es que aparte de que técnicamente las sillitas no cumplen con los requisitos de seguridad raramente viene acompañada de un manual de instrucciones. Y tampoco lo encuentras en la web del fabricante porque al tratarse de sillas antiguas ya no están en el mercado. Por lo tanto, los padres las instalan como les parece y sin ser conscientes ponen en riesgo a sus hijos.
¿Y no sería mejor que los fabricantes pusieran una fecha de caducidad a esas sillas?
En Estados Unidos tienen que decir cuál es la vida útil de la sillita, pero en cambio no hay una homologación como tal, hay una autocertificación. No hacen ninguna prueba en laboratorio, pero firman un documento conforme sus sillas cumplen los requisitos. Cada fabricante estampa en la sillita la fecha de caducidad en base a tests de envejecimiento. Pero puede ser que la silla caduque a los 15 años y tú le pongas 8 para así poder retirar, a los 8 años, un montón de sillitas del mercado para que me las vuelvan a comprar, sin que haya una base científica.

En Europa no es así…
Aquí tenemos dos elementos principales. Uno es la carcasa de plástico, que tiene que ser resistente y flexible para amortiguar el choque sin dañar al bebé, y el otro son las espumas de la tapicería y los porexpanes que ponemos dentro. Pues bien, dependiendo del estado de estos elementos veremos si la sillita está en condiciones o no. Pero fijar un tiempo es imposible. Lo que estropea más la carcasa es la luz solar y los cambios de temperatura. Y no es lo mismo una sillita metida en un coche en Sevilla que en Bilbao. En Sevilla, puedes aparcar cada día prácticamente ocho meses al año a 40 grados en la calle, que dentro del coche serán 60 grados y esto te funde la silla. En cambio, en Bilbao, o dentro de un parking, con una temperatura más o menos constante, esta silla no sufre. Entonces, este es el riesgo.
¿Y cuál es el lugar más seguro del coche para colocar la sillita, delante o detrás?
En general, los asientos de delante son más seguros, porque todos los elementos de seguridad diseñados por la industria del automóvil están pensados para las personas que viajan en los asientos delanteros. Y están diseñados en base a un hombre de 1,77 m de altura y 75 kg de peso porque este es el dummie que se utiliza en las pruebas de choque. Todo lo que no se asemeje a este adulto lo hemos de adaptar. En el caso de las mujeres se ha incorporado el regulador de altura en los cinturones delanteros que permite que pueda funcionar en un adulto más pequeño. Y los pretensores pirotécnicos que van en la hebilla del cinturón y se activan en un choque solo están en los asientos delanteros.
Sacar una nueva sillita al mercado tiene un coste de entre 6 y 10 millones de euros, las pruebas de seguridad son muy rigurosas y no admiten errores”
No hay color…
Sí, sobre el papel, el asiento delantero es más seguro que el de atrás. El inconveniente es que una sillita que va contra la marcha no se puede instalar si el airbag frontal está activado. El airbag, al hincharse, golpearía la cabeza del bebé y cuando se deshincha, como cae a 600 grados de temperatura, le quemaría la cara. Así, si tienes la precaución de desconectar el airbag, el asiento de delante es más seguro que el de atrás. Y con el tema de las distracciones, lo mismo. Es mejor llevar al bebé en el asiento del copiloto para tenerlo controlado que atrás porque puede ser que estés más pendiente de él mirándolo por el retrovisor que de la carretera.
Más errores…
Pues, como decía antes, hay padres que no se preocupan mucho, que creen que poniendo al niño en la sillita ya está todo bien, o que no tienen en cuenta en cuántos coches va a ir normalmente ese niño. Cuando les preguntas en cuántos coches va a ir el niño te dicen que va a ir en su coche, el de su mujer, el de la abuela, el de la tía… Y entonces cuando les preguntas cuántas sillitas nuevas ha comprado te contestan que solo una. ¿Y las otras cuatro? Pues te dicen que una se la han dejado, que la otra la ha sacado de no sabe dónde, que la otra es la del hermano pequeño y la otra quién sabe… En definitiva, que a lo mejor ha instalado bien una silla, pero en las otras cuatro el niño no va nada seguro.
Bajo su experiencia, ¿los padres cometen demasiados errores en torno a la seguridad infantil?
Es lo que digo. En general, la conciencia de los padres es decir ‘seguro que perfectamente no lo hago, pero tan mal, tampoco’. Y cuando vamos a mirar cómo realmente lleva a sus hijos se empiezan a poner colorados… Te dicen, ‘¿cómo es que nadie nos ha explicado cómo llevar correctamente a los niños en el coche?’ Cuando nosotros nos preguntamos ‘¿cómo es que no lo pregunta?’ Porque información hay, tienes que molestarte en buscarla y que te asesoren.

Y desde el punto de vista institucional, ¿hay más conciencia?
Estamos igual. Nadie se acuerda de cuándo fue la última vez que se hizo una campaña sobre los sistemas de retención infantiles. Ahora está de moda la bicicleta, el patinete, el transporte sostenible… Pero si preguntas a la entrada de un colegio cuántos niños han llegado en coche te dicen que es el 95%. Hay que poner el foco ahí, pero es difícil. Si la DGT aún habla de sillitas del grupo 0 y del grupo 1 cuando esta clasificación desapareció en 2013… Lo mismo pasa cuando preguntas a cualquier policía a partir de qué edad un niño puede ir en el asiento de delante. Te dice que a partir de los 12 años, y eso es algo que cambió el año 2015.
Ahora prima la altura…
Sí, la nueva normativa ha hecho un cambio importante y ahora las sillas se clasifican por altura en lugar de por peso, lo que es más intuitivo para los padres. Los que tenemos niños sabemos que un niño de 10 kg puede medir medio metro o puede medir 80 cm, con lo que a uno le falta sillita y al otro le sobra. La clasificación por altura es mucho más intuitiva para todos.
¿Ha habido más cambios en la normativa?
Sí, se han reforzado las pruebas de choque, con dummies de nueva generación y dotados de más sensores, para evaluar la protección ante impactos laterales. Y también recoge el hecho de llevar a los niños más tiempo en dirección contraria a la marcha.
Hasta ahora nadie se ha preocupado de cómo sacar a un niño de su sillita en caso de accidente; cogerlo en brazos puede empeorar una lesión cervical”
Por lo que se refiere a I+D, antes de empezar la entrevista me comentaba que sacar un modelo nuevo de sillita infantil requiere una inversión mínima de 6 millones de euros. ¿Cómo es posible?
Sí, así es. El desarrollo de una sillita que se adapte a la normativa actual, la R-129, se va entre los 6 y los 10 millones de euros, dependiendo del modelo. Primero la tienes que diseñar y construir un prototipo, que lo llevas al laboratorio y lo estrellas. Ahí te das cuenta de que falla por todos lados y vas construyendo tantos prototipos como sean necesarios hasta que sea seguro y crees que puede funcionar. Pero por el camino ya has estrellado entre 30 y 40 prototipos.
Una barbaridad.
Pero esto solo es el principio. Tienes que construir un molde para producir entre 50 y 5.000 unidades, que es lo que marca la normativa. Normalmente se fabrican 500. Cada molde cuesta en torno al millón de euros, y a esto hay que añadir los dummies. Cada uno tiene un coste aproximado de 200.000 euros y te hacen falta seis para adaptarlos a los tamaños requeridos. Cada prueba de choque cuesta unos 3.000 euros y en cada una de ellas los dummies sufren daños que hay que reparar. Para homologar una sillita de recién nacido hasta 4 años son necesarias 74 pruebas de choque… Si sumamos todas estas cantidades no me quedo corto.
Al final, estamos hablando de un producto de altísima tecnología, aunque no nos lo parezca.
Y la gente no es consciente de ello. Con todo el desarrollo que hay detrás, que es monstruoso, si luego somos incapaces de apretar correctamente un arnés o el cinturón o de instalar bien la silla o el niño, toda esa seguridad no va a servir de nada. Es como si un piloto de Fórmula 1 no se abrochara los arneses. Al primer frenazo ya saldría despedido del asiento. Pues con los niños pasa lo mismo: puedes tener la mejor silla del mercado, pero si no se usa bien, deja de proteger.

A la hora de comprar una sillita, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta?
Lo primero es explicar tu estilo de vida en la tienda. Es la mejor manera para que te aconsejen qué tipo de silla necesitas. No es lo mismo una familia que apenas usa el coche que otra en la que el niño entra y sale del vehículo varias veces al día. Por ejemplo, los portabebés, que pueden colocarse sobre el chasis del cochecito, duran entre 15 y 18 meses con la normativa actual. Pero hay sillas que sirven desde el nacimiento hasta los 4 años, y mucha gente piensa que así se ahorra la otra. Depende. Si el niño va cada día a la guardería, lo recoge el padre, los martes y los jueves lo lleva la abuela a la piscina y el fin de semana está con los tíos, quizá es mejor tener una silla ligera y fácil de mover, que pueda ir donde vaya el bebé. Las que cubren hasta los 4 años son más pesadas y resulta más engorroso estar cambiándolas continuamente.
¿Para quiénes se recomiendan las sillitas giratorias?
Van muy bien por varios motivos. En los coches de tres puertas, por ejemplo, son casi imprescindibles, porque si no giran tienes que subirte con el bebé en brazos, meterte dentro, agacharte, tensar los arneses… y eso no se hace. Y luego están los abuelos. Imagínate a un abuelo o una abuela intentando levantar al niño y girar el cuerpo para colocarlo en una silla fija en sentido contrario a la marcha. Es una postura antinatural y te puedes hacer daño en la espalda. En cambio, con una silla giratoria la giras hacia ti, colocas al niño de frente, tensas bien los arneses, la vuelves a girar en contra de la marcha y listo
En caso de accidente, ¿cómo hay que sacar del coche a un niño que va sentado en su sillita?
Con los adultos sabemos perfectamente qué hacer para no hacerles daño, pero con los niños no. No hay un protocolo claro. Lo que pasa muchas veces es que, cuando la policía llega a un accidente y oye llorar a un niño, lo primero que hace es soltarlo de la sillita y cogerlo en brazos. Y eso no se debe hacer, porque si tiene una lesión cervical, lo puedes empeorar.
Los elevadores sin respaldo no son aconsejables, ya que en un golpe lateral la cabeza puede impactar directamente contra la puerta”
Entonces, ¿qué debe hacer?
Lo que hay que hacer es sacar al niño junto con la sillita, todo en bloque. Por eso damos cursos a bomberos, sanitarios y policías, para enseñarles cómo hacerlo. Usamos unas espumas viscoelásticas que se colocan entre el cuerpo del niño y la silla, de manera que queda totalmente inmovilizado. Así, al mover la sillita, no hay movimientos del cuello ni de la cabeza. Solo si el coche está en peligro, en el caso de que haya caído al agua o hay riesgo de que se incendie, se saca al niño aunque no esté inmovilizado, porque ahí lo primero es salvar la vida. Pero siempre, siempre es mejor sacar niño y sillita juntos.
¿Recomienda los elevadores?
No los recomiendo, al menos no los que son solo una base. Mucha gente no lo sabe, pero los golpes laterales -que no son los más habituales, aunque sí los más peligrosos- dejan muy poca distancia entre la puerta y el niño. En un impacto así, la cabeza siempre se lleva la peor parte. Si el niño va en un elevador sin respaldo, el golpe puede ser directo contra la puerta, y el resultado puede ser muy grave. Algunos padres piensan que el airbag lateral del coche protegerá al niño, pero normalmente está más alto que su cabeza. Así que, en realidad, no le protege. Por eso siempre decimos lo mismo: a partir del metro de altura, elevador sí, pero con respaldo. Por seguridad y también por comodidad. Porque, además, la mayoría de niños se duermen en el coche. Si van solo con la base, el cuerpo se ladea, el cinturón se les sube por el cuello y dejan de estar bien sujetos. En cambio, con respaldo pueden apoyar la cabeza, dormir tranquilos y seguir protegidos.