“Nos prohibirán conducir”: más del 90 % de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos, pero el avance de los coches autónomos está a punto de cambiarlo todo
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Durante décadas soñamos con coches que se condujeran solos. Hoy, esa fantasía está más cerca que nunca, pero su llegada no será opcional ni romántica: cuando las máquinas sean más seguras que nosotros al volante —y lo serán—, conducir se convertirá en un privilegio del pasado
Elon Musk, 54 años: “Los humanos ya somos cyborgs. Solo hay que ver cómo echas de menos tu móvil cuando lo olvidas, es una especie de síndrome del miembro fantasma”
“Nos prohibirán conducir”: más del 90 % de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos, pero el avance de los coches autónomos está a punto de cambiarlo todo.
El sueño del coche autónomo ha sido, desde siempre, una obsesión de la ciencia ficción. En la película Christine (1983), el protagonista tenía una relación tóxica con un coche —Christine— que se conducía solo y tenía muy mala leche. Acababa poseído por una especie de espíritu diabólico y dejando un buen número de víctimas a su paso.
También se conducía solo el mítico KITT de El coche fantástico, aquel Pontiac negro tuneado que obedecía a David Hasselhoff cuando le daba órdenes por el reloj de pulsera:
—¡KITT, te necesito!
Y el coche venía solo. Aquello del reloj entonces parecía ciencia ficción. Ahora hasta mi tía tiene un reloj que le cuenta los pasos y le dice si ha dormido mal.
Pero, ¿sabéis qué? Una parte de esas fantasías ya está aquí. O casi. Es cierto que Elon Musk lleva desde 2016 diciendo que “el año que viene” sus coches te llevarán solos a casa… y todavía estamos esperando. Pero es innegable que los avances han sido exponenciales: de los primeros experimentos erráticos hemos pasado a flotas de coches autónomos circulando por ciudades como San Francisco, Phoenix o Austin, con más o menos acierto y atropellando a algún peatón de vez en cuando.
Pero los avances, aunque al principio siempre parecen lentos, acaban explotando y dejándonos dejan boquiabiertos. Si hace diez años yo ya escribía con entusiasmo sobre las maravillas del coche autónomo, hoy lo hago con la misma pasión… pero con más ganas de que lleguen de una vez. Porque esta tecnología nos cambiará la vida. Y no será un cambio progresivo ni voluntario. Será por decreto.
Los coches autónomos permitirán realizar otras actividades en el tradicional puesto de conducción.
Nos prohibirán conducir
Según Musk, los ordenadores lo acabarán haciendo tan mejor que nosotros que llegará un momento en que, estadísticamente, los humanos seremos mucho más peligrosos que los ordenadores. Y entonces nos prohibirán conducir.
Será algo totalmente lógico y que caerá por su propio peso. En el momento en que los humanos provoquemos más accidentes y desgracias que los ordenadores, lo más sensato será quitarnos del volante y dejar que conduzcan ellos.
Hay que tener en cuenta que los coches son máquinas de matar. Pesan casi 2 toneladas y pueden ir a 200 km por hora. Y los seres humanos somos muy imperfectos conduciendo: nos distraemos, cometemos imprudencias, hablamos por teléfono, tenemos sueño, dolor de cabeza, consumimos alcohol y otras sustancias recreativas, no podemos evitar leer el último WhatsApp que nos han enviado… y a veces incluso lo contestamos sin dejar de conducir. ¡Realmente, somos un peligro!
Más del 90 % de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos. Estos errores provocan 1.200.000 muertes anuales, 30 millones de heridos y 5 millones de discapacitados permanentes
Según un estudio del Departamento de Transporte de EEUU, más del 90 % de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos. Estos errores provocan 1.200.000 muertes anuales, 30 millones de heridos y 5 millones de discapacitados permanentes.
Cuando cae un avión y mueren 100 o 200 personas, lo encontramos espeluznante y la noticia abre los informativos de todo el mundo. Pero resulta que cada día mueren más de 500 niños por culpa de los coches y sus imperfectos conductores humanos.
Un 60% de los conductores españoles piensa que el coche autónomo cambiará por completo la formación del usuario.
¡Hemos normalizado la masacre sobre ruedas!
Y aquí es donde Musk —por una vez— quizás tiene razón. Vale que el hombre promete más de lo que cumple (los cohetes que nos tienen que llevar a Marte no dejan de explotarle), pero esto que dice ahora tiene todo el sentido.
Llegará un punto en que los coches autónomos provocarán muchos menos accidentes que los humanos y, lo más lógico, será prohibirnos conducir. Y será difícil oponerse. Porque, ¿cómo defenderás tu derecho a conducir si estadísticamente eres más peligroso que una máquina?
—¡No fastidies! Yo que aprobé el carnet a la primera y aún no he atropellado a nadie, ¿ahora me dices que no podré conducir porque un robot tiene mejores estadísticas?
Lo siento. Nos quitarán el carnet a todos por protección colectiva y, quien quiera conducir un coche, tendrá que hacerlo en el circuito de Montmeló, con casco, consentimiento informado y un robot de copiloto con el dedo en el botón de parada de emergencia.
“Nos prohibirán conducir”: más del 90 % de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos, pero el avance de los coches autónomos está a punto de cambiarlo todo.
Pero eso no es todo
Cuando no tengamos que fiarnos de la precisión humana para mantenernos en el carril, ni para cambiar de sentido, ni para frenar a tiempo, podremos conducir por carriles más estrechos y mucho más cerca unos de otros, lo que multiplicará por 2 o por 3 la capacidad de las autopistas, reducirá las horas necesarias para desplazarnos de un sitio a otro y se acabarán definitivamente los atascos de tráfico.
Y, de propina, todas esas horas perdidas que ahora pasamos enganchados al volante, pisando los pedales y vigilando el tráfico, las podremos aprovechar para hacer otras tareas más productivas o más entretenidas. Estamos hablando de miles de millones de horas desaprovechadas y de millones de vidas salvadas.
Seguro que las próximas generaciones, cuando nos contemplen, encontrarán ridículo que pasáramos tantas horas esclavizados ante el volante, intentando manejar estas máquinas asesinas.
¡Definitivamente, quiero un coche autodirigido!