“He hecho el ridículo y me he ido con quien no debía, he despertado con alguien que no sabía quién era, pero no me arrepiento”, decía el bailarín y coreógrafo Nacho Duato (Valencia, 1957), en una entrevista en Guyana Guardian. Últimamente el artista acapara la atención de los medios, le piden que exprese su opinión en tertulias o entrevistas desde que empezó a publicar en su cuenta de Instagram mensajes en contra de las políticas de Ayuso.
A sus 68 años quien fuera director artístico de la Compañía Nacional de Danza durante dos décadas, sigue activo y explica algunos de sus aprendizajes vitales. Repasamos los más destacados.
1. La serenidad que aporta la edad
Para Duato, la edad es sinónimo de serenidad y templanza, es la parte buena de envejecer, como apuntan muchas personas a estas edades. “Si fuésemos a los 30 años tan maduros como lo somos a los 50, sería una maravilla, pero no es así. Y no pasa nada. Ahora tengo 68 y me encuentro mejor que a los 50, la verdad. Estoy más sereno, más irónico, más calmado, más de saber de qué va esta farsa de la vida… ”.
Aunque el artista reconoce que en la parte física está la contrapartida del envejecimiento. “Para un bailarín perder las facultades físicas es una putada”, sentencia.
El bailarín, coreógrafo y director artístico del Ballet Mikhailovsky, de San Petersburgo, Nacho Duato, posa durante una entrevista para Europa Press en la sede de la SGAE.
2. Nada de ultraprocesados y naturalidad en la piel
Cada cual tiene su receta de autocuidados y buenos hábitos, llegados a cierta edad. Y Duato reconoce, entre sus placeres culpables sénior, alguna dosis de alcohol de más. “Mi mundo es estrenos, recepciones, premios, cócteles… Yo no quiero beber, pero están siempre con el “¿Otro champán?” Y el alcohol es malísimo. Es lo único que me he permitido”, cuenta. Pero para contrarrestarlo, se prohíbe los ultraprocesados y la comida insana. “En mi vida he ido a un McDonalds ni he comido una pizza, ni galletas de industriales, ni pan Bimbo… Como muy sano, pero la putada es la bebida, sobre todo en este mundillo”, reconoce.
En cuanto a sus cuidados de skincare, Duato asegura que no se cuida. “En la cara, no me cuido nada. Me lavo con jabón normal y ya está. No soy nada presumido para eso. Ahora me han llamado de un instituto de belleza para una sesión gratis de vitaminas en la cara. Suelen hacerlo pero… Nunca voy. Me da un ataque. Soy muy nervioso, no puedo estar parado ahí y que la gente empiece a tocar mi cara”. El secreto de un buen aspecto facial, afirma, “es tener los huesos bien puestos y no tanto la piel. Si no tienes unos pómulos y una barbilla que te sostengan… Es lo que le pasa a Ángela Molina, que, aunque tenga arrugas, tiene unos huesos muy bien puestos y eso es una maravilla”.
3. La templanza de no arrepentirse de nada
Hacer balance vital es inevitable cuando transcurren los años, y los arrepentimientos pueden jugar malas pasadas. Pero no es el caso de Nacho Duato. “No me arrepiento de nada. He hecho cosas mal, he hecho el ridículo, habré perdido la cabeza, me he ido con el que no tenía que haberme ido, me he despertado con alguien que a lo mejor no sabía quién era, pero son cosas de las que no puedo arrepentirme y que forman parte de mi vida”, relataba en Guyana Guardian.
Las malas experiencias “son tan válidas como las buenas y las vergonzosas, también. Si las aceptas, las vives y las digieres te ayudan a comprender lo que es esta vida”, dice el coreógrafo.
“No me arrepiento de nada. Me he ido con el que no tenía que haberme ido, me he despertado con alguien que a lo mejor no sabía quién era, pero son cosas de las que no puedo arrepentirme
4. Conocerse a uno mismo y saberse libre
Otro de los aspectos positivos de cumplir años es que el autoconocimiento va en aumento, y cada uno tiene aprendidas sus debilidades, sus características, sus fobias y su manera de vivir. Duato afirma, con sinceridad: “Soy una persona muy solitaria. En el colegio, me llamaban el patito feo porque iba siempre solo: no jugaba el fútbol, ni al baloncesto… Hace más de 20 años que no estoy con nadie, y lo más que he durado con alguien ha sido un año y medio o dos años, porque no me gusta. Primero, porque no puedo dormir con nadie, y no aguanto que estén con: ¿A qué hora quedamos? ¿De dónde vienes? ¿Qué hacemos? Soy muy libre. Y no me creo la pareja”.
Otra cuestión, dice el bailarín, es tener un proyecto de familia. “Creo que por eso la gente se casa, pero si no me quiero casar ni quiero tener familia ni nada, para qué voy a estar con un pesado al lado”.



