Pablo Teipro, divulgador del vino: “No hace falta convertir el vino en medicina; beberlo no tiene por qué ser un acto saludable, puede ser simplemente un placer”

VINO

Con más de 130.000 seguidores en redes, el divulgador del vino apuesta por una mirada honesta: disfrutar del vino por placer y no por supuestos beneficios médicos

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TikTok | @pabloteipro

“¿Una copa de vino no equivale a 1.000 pasos?”, le preguntan a Pablo Teipro en uno de sus últimos vídeos en TikTok. La respuesta, tan directa como poco habitual en el discurso habitual del sector, no deja espacio a la duda: “Aunque sea una unpopular opinion, yo te digo que no”.

Teipro, divulgador del vino y con más de 130.000 seguidores en su cuenta de TikTok @pabloteipro, ha vuelto a abrir un debate que durante años se ha mantenido cómodo: el del vino como excusa saludable.

Durante décadas, se ha repetido hasta la saciedad que una copa de vino tinto es “buena para el corazón”, que “tiene antioxidantes” o que “equivale a caminar”. Pero el especialista lo cuestiona todo. “El vino es una bebida alcohólica. Es verdad que de baja graduación, pero lleva alcohol, y el alcohol nunca es bueno, por mucho que la industria intente vendérnoslo”, señala.

El placer sin justificación

Vino por gusto, no por receta

La crítica de Teipro no apunta contra el vino (que defiende, disfruta y divulga), sino contra la necesidad de justificar su consumo con argumentos médicos o saludables. “Nos hemos acostumbrado a justificar el placer del vino con algún beneficio”, explica. “Pero beber vino no tiene por qué ser un acto saludable. Puede ser simplemente un placer. Y eso debería ser suficiente”, añade.

Uno de los ejemplos que utiliza es el famoso resveratrol, un antioxidante presente especialmente en el vino tinto, y que se ha convertido en emblema de estos beneficios. “Es cierto que está ahí y que es bueno, pero la cantidad que contiene el vino es ínfima. Para alcanzar los mínimos diarios recomendados, habría que beber tres o cuatro botellas al día”, explica el experto. “¿Entonces hay que beber más?”, le preguntan en tono irónico. “No, no hay que beber más”, responde entre risas.

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Teipro concluye con una idea clara. Para él, el vino es disfrute, es cultura, es compartir. No hace falta que sea saludable, ni falta que le hace. “El vino hay que beberlo porque está bueno, porque forma parte de nuestra cultura. No hay que beber vino porque creamos que es bueno para la salud, sino porque disfrutamos de él. No es verdad eso de los 1.000 pasos. Hay que ir al gimnasio, caminar… y luego, si quieres, tomarte un vino con los amigos”.

En el fondo, lo que propone Teipro no es renunciar al vino, sino a la necesidad de justificarlo. Beber una copa no tiene por qué ser un gesto saludable ni simbólico. Puede ser, simplemente, un momento de disfrute. Y quizás ahí radique su verdadero valor.

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