El gran día de la liberación empresarial

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El Sabadell se suma a Iberdrola, Repsol y al propio BBVA en el arte de zafarse del perseguidor

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Oliu y González-Bueno

Jsep Oliu y César González-Bueno celebran su victoria 

LV

En el ecosistema empresarial, la hostilidad suele ser reducida, a diferencia de la agotadora lucha por la supervivencia de la sabana africana de la que informan los documentales de la 2. Se impone el acuerdo entre comprador y vendedor, la transacción, el apretón de manos. Sin embargo, también hay empresas que persiguen a las que les rehúyen mientras huyen de las que les persiguen. Cuando eso sucede, al igual que el león al abalanzarse sobre la gacela, emerge la fuerza inexorable de la naturaleza: las cosas caen por su propio peso, el pez grande se come al chico, el fuerte vence al débil. Un ritual fascinante, ya sea por la angustia de comprobar cómo la presa se resiste en vano a su destino fatal o, mucho mejor aún, por descubrir a veces con sorpresa que logra zafarse y sobrevivir. Algo parecido a lo ocurrido el viernes pasado con el Sabadell. Y a otros episodios de la historia reciente de las corporaciones españolas.

¿A qué viene todo esto? De vez en cuando el guion salta en pedacitos por los aires. O en “papelitos”, como es el caso reciente. La opa del BBVA al Sababell es un ejemplo de ello, pero no el único. También han vivido episodios comparables Iberdrola, Repsol o el propio BBVA. Tras librarse del depredador, la gacela sale dando saltitos, se sube a las mesas de la oficina y se aleja en la dirección de su plan estratégico. Siente un enorme alivio e incluso ganas de coger un megáfono e iniciar la fiesta. Hasta en banqueros como Josep Oliu y César González-Bueno, tan galácticamente alejados de las preocupaciones de a pie de cualquier mortal, es posible sentir esa emoción universal. La emoción de quien, sintiéndose condenado, se libra de repente de una pesada carga. El día de la liberación.

Si alguien le dice que lo vio venir, no se lo crea. Una encuesta de Citi entre más de 70 inversores daba un 9% de probabilidad a que el porcentaje de aceptación en la opa del BBVA por el Sabadell quedase por debajo del 30% y, con ello, fracasase la opa de forma automática. Los analistas de XTB hablaban del 10%. El propio mercado mantuvo el último día de aceptación una correlación casi perfecta entre el precio de la opa y el valor en bolsa del Sabadell.

Las porras de los periodistas. Tampoco se crean que los periodistas de información económica iban a renunciar a jugarse los ahorros de sus hijos en tan señero acontecimiento. Hubo varias porras, en las que al menos participaron 45 de ellos, incluidos por supuesto los que más han seguido día a día y en primerísima línea esta antológica batalla corporativa. De los 45, solo tres pronosticaron que el BBVA se quedaría por debajo del 30%. El único que atinó con el porcentaje final fue por cierto Manel Pérez, de La Vanguardia, al prever un 25%. Aquí habla de la tripe alianza que venció al gigante financiero.

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Iñaki de las Heras
El presidente de Banco Sabadel, Josep Oliu, y el consejero delegado, César González-Bueno, en un vídeo dirigido a la plantilla tras rechazar la oferta de fusión de BBVA.

Tan improbable como el pebetero de Barcelona 92. Elisenda Vallejo y Eduardo Magallón entrevistaron el pasado fin de semana a los vencedores de la opa, Oliu y González-Bueno. Hay detalles e interpretaciones muy interesantes. En un momento dado, el presidente del banco compara el esfuerzo defensivo con Barcelona 92: la ciudad, como el Sabadell, salió de él en su máximo esplendor. Los banqueros reconocen que también para ellos esta victoria fue una sorpresa. Una sorpresa (esto no lo dicen ellos) como la flecha con la que Antonio Rebollo encendió la noche olímpica hace más de treinta años. El truco, descubrimos después, estaba en la cantidad de gas de aquel pebetero, que era en realidad un mechero gigante. Combustible providencial, tan inflamable como los dividendos con los que el Sabadell chamuscó la opa.

Una sorpresa y sobre todo una liberación. El pasado 17 de octubre supuso en general una gran liberación en varios sentidos, más de los que pueden imaginarse. Tres por lo menos:

Liberación para el Sabadell. Tras año y medio de huida de la opa, el alivio es absoluto. No solo en términos organizativos, también personales. El comité de dirección daba por sentado su despido o degradación jerárquica. Y sobre los empleados rondaba el temor a un ajuste que, apócrifamente, había quedado cifrado en 4.000 empleos. La gacela ha cogido tanta velocidad que ahora debe rebajar las pulsaciones. En tres años se ha comprometido a repartir entre los accionistas más de un tercio del capital. Son cerca de 6.400 millones. Por el camino ha intercambiado el TSB por azúcares de rápida combustión: 2.400 millones de euros en un dividendo extraordinario a comienzos del año que viene.

El consejero delegado de BBVA, Onur Genç (i) y su presidente Carlos Torres Vila (d), durante la presentación de los resultados de BBVA en 2022, en el Auditorio Ciudad BBVA, a 1 de febrero de 2023, en Madrid (España). BBVA registró un beneficio neto de 6.420 millones de euros en 2022, lo que supone un incremento del 38% respecto a un año antes, el mayor beneficio de su historia. Con este resultado, dedicará más de 3.000 millones de euros de estos resultados a la remuneración a los accionistas. Además, el banco pondrá en marcha un nuevo plan de recompra de acciones por valor de 422 millones de euros.

Carlos Torres y Onur Genç dirigen el BBVA 

Gabriel Luengas

Liberación para el BBVA. Sí, aunque no lo parezca, es posible que el banco comprador, sin saberlo, también haya salido ganando con este desenlace. Su presidente, Carlos Torres, dijo que el BBVA es un “bancazo”, y a lo mejor tiene razón. Ronda estos días los 100.000 millones de euros de capitalización y se revaloriza un 85% desde comienzos de año. La acción gana vuelo ahora, liberada del lastre de una opa plagada de minas y riesgos de ejecución. La sensación era que, ante los elevados costes hundidos en los que ya había incurrido, Torres fuese hasta el final, dispuesto a lograr una victoria pírrica. De quedar ligeramente por encima del 30%, tendría que haber planteado una oferta de 12.000 millones de euros en efectivo, con cargo a excedentes de capital. ¿No es demasiado para un banco que en el 2020 apenas valía 2.000 millones? Los analistas de BPI esperan ahora un "rally de liberación" bursátil para el BBVA y los de Jefferies hablan de “alivio por las exigencias de capital que habría implicado una segunda opa”.

Y liberación para la CNMV. Al no haber segunda opa, el supervisor se ha librado de verse atrapado en una encerrona jurídica, rodeado de suburbiales abogados educados en los bajos fondos de la litigiosidad. Algunos ya estaban amenazando con demandas. El decreto de opas no fija con precisión la forma de calcular el precio equitativo de esta segunda oferta. Habla del valor de la acción el día de la adquisición, pero ¿qué día es ese? ¿El día del canje de acciones, el día de la oferta mejorada, el último día del periodo de aceptación? Como el escenario más probable era la segunda opa, la CNMV parecía condenada a arbitrar un partido con reglas ambiguas. Su intención era publicar el pasado viernes los criterios para fijar el precio equitativo de esta nueva oferta. Los abogados estaban afilando las armas. Hasta que llegó la sorpresa. Aliviado, el presidente del supervisor, Carlos San Basilio, ha explicado esta semana qué convendría cambiar del decreto de opas.

Los precedentes de liberación. Hay algunos precedentes de opas hostiles fallidas en España, con la de Gas Natural sobre Endesa como madre de todas las batallas. Sin embargo, ninguno de estos casos ha consistido en una larga persecución resuelta en feliz liberación. Destacan en cambio tres casos que, sin consistir en opas, sino en escaladas accionariales de inversores hostiles, situaron al borde del cambio de control a tres grandes corporaciones españolas. Tres casos resueltos a favor del perseguido, que halló en el traumático episodio el impulso suficiente para iniciar una exitosa carrera en solitario:

Iberdrola y ACS: más felices por separado. He aquí una de las persecuciones empresariales más antológicas de la pasada década. ACS llegó en 2011 a alcanzar el 20% del capital de la eléctrica y situarse a un paso de entrar en el consejo, consolidar los resultados y hacerse con la gestión. Ignacio Sánchez Galán cerró el paso a Florentino Pérez en la junta de accionistas, alegando que ACS era competidor en el negocio de la energía. Debilitada por la crisis económica, ACS no logró mantener el pulso. Pero ambas, a su manera, quedaron liberadas. El trauma les sirvió para mirar al extranjero. Iberdrola cerró una alianza accionarial con Qatar --es el primer accionista, con casi el 9%--, apostó por Estados Unidos y se convirtió en un referente internacional en redes y renovables. ACS se recompuso con compras en Estados Unidos, Alemania o Australia. Ahora es un líder mundial de la construcción.

Repsol desladrillado. Esta segunda liberación se produjo frente al acecho de Luis del Rivero, presidente de Sacyr. Un nuevo ejemplo de constructora dispuesta a asaltar una compañía energética. Sacyr se hizo con el 20%, pero no tardó en verse acuciada por los acreedores. Su respuesta fue aliarse con la petrolera estatal mexicana Pemex, con la que podría alcanzar el 30% y forzar un cambio de control. Repsol modificó sus estatutos para limitar el poder de los accionistas que votaran en bloque. Logró diluir aquella curiosa entente y expulsarla del consejo. Desalojado Luis del Rivero, Sacyr mantuvo su participación y una vicepresidencia hasta el 2022. Repsol ha logrado desde entonces conservar la paz accionarial y enfocarse en el reto de adaptar el negocio petrolero a la transición ecológica. No es poco.

Antonio Brufau, presidente de Repsol e Ignacio Galán, presidente de Iberdrola en una imagen de archivo

Antonio Brufau, presidente de Repsol, e Ignacio Galán, de Iberdrola 

LV

El cascarón accionarial del BBVA. El propio banco sabe bien lo que es zafarse de un perseguidor. Fue a finales del 2004, cuando la propia Sacyr anunció su intención de entrar en el capital con ánimo de influir en la gestión. Si se encendieron las alarmas, era porque parecía contar con el beneplácito del Gobierno de Zapatero, abierto a descabalgar a Francisco González. De fondo, la animadversión del por entonces director de la oficina económica de Moncloa, Miguel Sebastián, hacia el presidente del banco. El pulso duró tres meses. A falta de acuerdo y entre amenazas de tribunales, Sacyr cedió. Desde entonces, el BBVA ha conservado un accionariado muy atomizado, de inversores de perfil financiero. Ninguno de ellos está en el consejo. Una liberación, en la medida en que el banco lo gobiernan los gestores. Mejor dicho, los resultados, en forma de dividendos. En buena parte, es lo que exime a Torres de dimitir tras la opa fallida al Sabadell.

Por cierto, estos tres antológicos ejemplos de liberación tienen dos cosas en común. Uno: la presencia gigantes de construcción al asalto de grandes corporaciones para compensar la caída del ladrillo en los años de la Gran Recesión. Dos: la sombra de un tal José Manuel Villarejo y su grabadora, presentes de una forma u otra en todos los casos.

En fin, nada más. Hasta aquí las escaramuzas empresariales. Afortunados los que logran liberarse de una enfermedad, del acoso de una persona indeseada o de una angustiosa situación económica. Dejar atrás una pesada carga es también un pretexto idóneo para mirar la vida de otra manera. No es solo el desahogo de sacarse una china del zapato, sino la recompensa de un futuro liviano. ¿No es maravillosa esa sensación, la de transitar del dolor al alivio y del alivio a la felicidad? Como diría Lope de Vega, quien lo probó lo sabe. Hay canciones para todo, también para celebrar este sentimiento de liberación tras meses de incertidumbre. Quizá una de las más populares sea esta: I can see clearly now, de Johnny Nash.


Otras noticias de la semana

Navalmoral de la Mata (Cáceres), 7/5/2025.- Central nuclear de Almaraz situada enla localidad cacereña de Navalmoral de la Mata, refrigerada por el río Tajo pertenece a las empresas Iberdrola, Naturgy y Endesa que forman la Sociedad Centrales Nucleares Almaraz-Trillo. EFE/ Mariscal

Central nuclear de Almaraz 

EFE

· Las eléctricas pedirá la continuidad de Almaraz. La suerte sobre el futuro de la central nuclear cacereña se decidirá antes de fin de mes y es probable que se decante en favor de la postergación del cierre al 2030. Iberdrola ha anunciado la intención de solicitar al Gobierno antes del 1 de noviembre la continuidad de su vida útil, informa Pilar Blázquez.

· Las muñecas de Famosa se dirigen a los acreedores. El fabricante de muñecas, con sede en Alicante, ha solicitado el preconcurso de acreedores con el objetivo de pactar un plan de reestructuración de la deuda. La compañía, que controla marcas tan conocidas como Nancy, Nenuco, Pinypon o Feber, espera que esta situación se resuelva “en el corto plazo” y que no hay “ninguna duda sobre la continuidad” del negocio, informa Raquel Quelart.

· Secuoya quiere levantar un complejo audiovisual en Barcelona. Raúl Berdonés, presidente de Secuoya, el mayor estudio de producción audio­vi­sual español, está estudiando ubicaciones para construir un complejo en el área metropolitana de Barcelona, donde se plantea ejecutar una importante inversión, informa Manel Pérez.

Planeta no descarta devolver la sede a Catalunya. El grupo editorial, educativo y de comunicación elevó un 7,2% los ingresos el año pasado, hasta 2.090 millones de euros. El ebitda (beneficio bruto) de Planeta se situó en 408 millones de euros, un 8,8% más, informa Elisenda Vallejo. El grupo aprovechó para indicar que el regreso a Catalunya sigue siendo una opción.

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