Con la llegada del verano y las altas temperaturas, la sandía se convierte en una de las frutas indispensable en los hogares de todo el mundo.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha compartido una serie de recomendaciones para ayudar a los consumidores a elegir la mejor pieza ya sea en el supermercado o en la frutería de tu barrio.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el color: las sandías más oscuras y menos brillantes suelen estar más maduras y listas para su consumo.
La OCU aconseja también examinar la zona del pedúnculo, que debe oler a fresco y no verse seco, ya que esto es señal de que la fruta ha conservado su frescura.
Sandías
Otro método es el de dar unos golpecitos con los nudillos: si suena a hueco, probablemente esté en su punto justo de maduración.
Además, es preferible escoger aquellas sandías que están en la parte superior de las pilas en las fruterías, ya que han sufrido menos golpes y conservan mejor su firmeza y sabor.
La OCU invita a no obsesionarse con las pequeñas imperfecciones. “Una manchita más clara no es mal síntoma”, explican, ya que esa parte puede haber estado en contacto con la tierra durante el cultivo sin afectar la calidad del fruto.
Sandía
La sandía cuenta con un altísimo contenido en agua, aproximadamente un 92%, por lo que la convierte en una gran aliada contra la deshidratación. Más allá de ser baja en calorías y rica en licopeno, un antioxidante que protege la piel frente al sol y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por último, la OCU alerta sobre el consumo de mitades o cuartos de sandía ya que no se conservan en refrigeración, y que al estar cortadas aumentan su riesgo de contaminación si no se han manipulado correctamente.



