Menos drama y más vida
Vivir sin sentir que la vida se ha convertido en una tragedia se está poniendo complicado. El contexto mundial no ayuda y nosotros no nos lo ponemos fácil.
La web de este nuestro diario -y el suyo, querido lector- acaba de inaugurar una nueva sección en la home de La Vanguardia que hemos llamado Vivir Mejor. Ante un mundo cada vez más incomprensible, donde hasta Donald Trump puede ser candidato al Nobel de la Paz- y lleno de malas noticias, nuestra intención es abrir una ventana para que corra el aire fresco y un pequeño espacio para las buenas noticias, que den las claves para dejar atrás tanto drama y vivir con un poco más de alegría y algo menos de angustia. Porque, en estos tiempos, la realidad es que el tono trágico, folletinesco y calamitoso se impone como la mejor estrategia para llamar la atención y ser escuchado, ya sea en la política, en redes sociales o incluso al relacionarse cara a cara con otras personas.
Ya no podemos más con nuestra vida y eso se nota en los estudios que analizan el estado de nuestra salud mental. Tanto es así que, por cuarto año consecutivo, la ciudadanía española la considera el principal problema de salud del país (62%). Aunque tanto hombres como mujeres comparten la salud mental como su principal preocupación, se observa que ellas expresan un mayor grado de inquietud por estos trastornos. A todo esto, los de la generación boomer suman la preocupación por caer enfermos de cáncer.
Pensar mucho puede resultar abrumador, pero se puede controlar
También es verdad que parece que nacemos con la culpa a cuestas. La condena de la culpa es una losa que arrastramos y que, en ocasiones, nos hace la vida imposible. Ante tanta desesperanza, hace falta un plan B. Y para condena el trabajo. La sobrecarga de trabajo no es el único motivo de estrés laboral: la falta de motivación, el aburrimiento y no encontrar un sentido a nuestra laboral también generan dolor emocional y físico. Sobrepensar es otro a lo que a veces nos entregamos con fruición y que deberíamos desterrar. Pensar mucho no nos ayuda; al contrario, a veces es una tortura.
Y si con todo esto no fuera suficiente, además nos cargamos con listas de tareas interminables para cada día que somos incapaces de terminar, lo cual nos llena de aún más frustración. Ahí juega un papel fundamental, la sociedad de la distracción en la que vivimos. Después de una interrupción, la mente puede tardar hasta 20 minutos en recuperar la atención y volver al nivel de concentración que tenía, lo que puede significar un gasto importante de tiempo y energía. A menudo, demasiadas opciones no implican más felicidad. Vivir mejor es el ejercicio del equilibrista, en lo que importante es aguantar en el alambre y, a ser posible, sin caerse.
· Auge del tarot. Las redes sociales han despertado el interés de las nuevas generaciones por el tarot, en especial las mujeres: “Es un instrumento de meditación para entender todas las cosas locas que nos está tocando vivir”. Incluso personas que creen firmemente en la ciencia, como una manera de intentar manejar un cierto control en sus vidas cada vez más inciertas.
· ¿Qué me pongo? Los códigos de vestimenta laboral son hoy más flexibles e informales que nunca. Los trajes de chaqueta, las corbatas y los tacones de aguja han quedado relegados a entornos laborales muy formales, como la banca o el derecho. E incluso en esos ámbitos, el smart casual , el estilo “elegante, pero informal”, gana terreno.
· Amigos del trabajo. La menor relevancia vital que se da al empleo, el teletrabajo y las interacciones mediadas por tecnología cambian las relaciones en el entorno laboral. Cada vez hacemos menos amigos en el trabajo y eso no es bueno para las empresas, ya que varios estudios constatan que los amigos del trabajo contribuyen al rendimiento, al bienestar mental y a un menor absentismo.
Y ADEMÁS
Sam Altman CEO de OpenAI. (Photo by Benjamin LEGENDRE / AFP)
· El sesgo de la IA. Un nuevo estudio ha demostrado que ChatGPT genera currículums que presentan a las candidatas con menos edad y experiencia laboral que sus equivalentes masculinos. Eso es así porque las fotos con las que se entrena muestras a las mujeres más jóvenes (y, por tanto, menos expertas) que sus homólogos masculinos. ¿Se imaginan el riesgo de dejar que una IA seleccione al candidato para una oferta de trabajo?
· Ángela, ya tiene patrocinador. Àngela Mora, la primera gimnasta con síndrome de Down en participar (en 2021, en Pamplona) en un campeonato de España absoluto de gimnasia artística, compitiendo en igualdad de condiciones con otras chicas y superando a muchas de ellas, ya tiene patrocinador para poder participar en los campeonatos Special Olympics.
ENTREVISTA
Xavier Guix, Francesc Miralles y Álex Rovira, autores de Esencial
· Xavier Guix, Francesc Miralles y Àlex Rovira. Estos tres amigos plasman en Esencial sus reflexiones sobre los asuntos que permean la literatura, la filosofía, el cine y sus propias vivencias cotidianas.
INSPIRACIONES
· Las otras Jane Goodall. Uno de los mayores logros de Goodall ha sido poder dejar su semilla en África, en personas como Gladys Kalema-Zikusoka. Esta veterinaria ugandesa es fundadora de Conservation Through Public Health, una organización dedicada a proteger a los gorilas y a otros animales salvajes del riesgo de enfermedades humanas y ganaderas en África.
· Sí, se puede. Olga Vilalta, diagnosticada de déficit de atención sin hiperactividad, estudia Historia en la UB, contra el pronóstico del centro escolar. “Nadie debería decir a un niño con déficit de atención: ‘Tú no podrás’”, explica.
· Gisèle Pelicot. Se ha vuelto a enfrentar a un juicio, en esta ocasión al del único de los 51 condenados por violarla tras sumisión química que había apelado a la sentencia.“¿Cuándo te di mi consentimiento?”, preguntó Gisèle Pelicot al hombre que negaba la violación, y que finalmente fue de nuevo condenado y quien incluso recibió una pena de cárcel aún mayor: 10 años en lugar de los 9 iniciales.
