El miedo es libre, solo le falta pagar impuestos en la Comunidad de Madrid. Ahora que llega Halloween, es el momento idóneo para darle rienda suelta y poner la imaginación a su servicio. Mucho más este año, en el que la escena resulta propicia: la macroeconomía y las bolsas marchan bien, y ya se sabe que las historias de terror ganan eficacia cuando vienen precedidas de un ambiente festivo como el actual. ¿No resulta perturbador intuir que en mitad de la celebración, mientras giran las parejas de baile y se suceden los brindis, está germinando una catástrofe? Así pues, apaguemos las luces, encendamos una linterna y juguemos a eso mismo, a pasar miedo. Que nadie se lo tome demasiado en serio.
¿A qué viene todo esto? Esta noche se celebrará Halloween en un ambiente exultante en los mercados de capitales, con mención especial a los españoles. Los resultados empresariales siguen acumulando récord sobre récord y las valoraciones bursátiles no cesan de hincharse. Aquí los resultados de Iberdrola, aquí los del Santander, aquí los de Endesa, aquí los de Aena y aquí los del BBVA. Lo dicho, un carrusel de plusmarquistas empresariales animados por la mejora del PIB gracias al consumo y la inversión, de la que informa Jaume Masdeu.
Sin embargo, el trauma de la Gran Recesión está demasiado cerca como para caer en la complacencia. La sensación es que en cualquier momento alguien puede gritar fuego en mitad del cine, ya sea en Europa o al otro lado del Atlántico, que es donde dominan el género del terror. He aquí la mayor pesadilla: ¿cuándo y dónde estallará la próxima burbuja? ¿Volverá a hundirse el barco en algún momento? A veces el primer indicio es de sobra revelador: el crujido del casco del Titanic al chocar con un iceberg del tamaño de Lehman Brothers. Otras resulta mucho más sutil: una cucaracha que aparece sin más en la borda, huyendo de una silenciosa entrada de agua. Sí, una cucaracha.
JPMorgan y las cucarachas. Este Halloween hay varias historias empresariales para no dormir, pero la más interesante tiene que ver con las declaraciones realizadas hace unos días por el consejero delegado de JPMorgan, Jamie Dimon, en torno a las cucarachas. Estos insectos son ahora el augurio contemporáneo que replica la forma con la que los romanos presagiaban calamidades a partir del vuelo de las aves. “Cuando se ve una cucaracha, probablemente hay más”, afirmó el directivo al referirse a la reciente quiebra del prestamista subprime de automóviles Tricolor y del fabricante de componentes First Brands. El mensaje, viniendo de uno de los mayores bancos estadounidenses, ha causado cierta conmoción en los circuitos financieros del país. “El discurso de la burbuja está estallando por todos los lados”, asegura aquí el Financial Times. ¿Hay que ponerse en guardia? ¿Podemos irnos a dormir sabiendo que en cualquier momento una cucaracha se meterá entre nuestras sábanas o, peor aún, en las pantallas de Bloomberg?
 
            Los beneficios de Iberdrola apuntan a un nuevo récord este año
Mientras en Estados Unidos buscan cucarachas, la bolsa bulle en España. Una de las noticias de la semana ha sido el récord histórico del Ibex. Como cuenta aquí Piergiorgio M. Sandri, el selectivo español destaca ahora entre las grandes bolsas europeas, con un alza del 38% este año. Le ha costado más que a Wall Street, pero ya ha logrado, veinte años después, regresar a los niveles anteriores a la Gran Recesión. La bolsa española, indica aquí Raquel Quelart, es en lo que va de año las más rentable entre las principales del mundo. Uno de los elementos que lo explican es la fuerte exposición del Ibex al sector bancario, que vive su mejor momento. Eso y la buena marcha de la economía, que bate en crecimiento la media de la zona euro.
Sin embargo, llega Halloween y los artrópodos parecen arrastrar sus inquietas patitas en la oscuridad. ¿Hay indicios de burbuja? Vayan por delante algunos elementos de preocupación, nacionales e internacionales. Cinco grietas en la pared por las que podrían asomar nuevas cucarachas:
La primera. Desde las bolsas estadounidenses llegan varios mensajes. Uno de ellos: estos días algunos bancos han recurrido a la conocida como facilidad repo de la Reserva Federal. Es una señal de que no disponen de liquidez suficiente. Otro: Financial Times ha informado de que la volatilidad entre lo gigantes tecnológicos es ahora inusitadamente elevada. Cada día cientos de miles de millones de dólares se suman o se restan a su capitalización (Nvidia, informa aquí Luis Florio, ha alcanzado los 5 billones de dólares de capitalización). Otro: aumentan los puntos ciegos del mercado, en forma de ETF (fondos de inversión cotizados), criptoactivos y banca en la sombra. Hay una ingente cantidad de deuda fuera del radar de la banca tradicional, apilada por los fondos de capital riesgo y demás insectos financieros.
La segunda. La cuentas públicas tampoco están para tirar cohetes. La agencia europea de calificación crediticia Scope Ratings ha rebajado esta semana la nota de Estados Unidos, donde las políticas de recorte de Trump conviven con un obstinado incremento de la deuda. La previsión es que la ratio entre deuda pública y PIB del país alcance el 140% en el 2030, muy por encima de Reino Unido, Italia o España. A eso se suma la situación de otros países como Francia, con un déficit público superior al 5% este año y sin demasiado margen de maniobra política. En Alemania la consigna es crecer y romper las restricciones autoimpuestas al endeudamiento, lo que genera mejores expectativas. En suma, las cuentas públicas de las grandes potencias no están para mucho shock. Tampoco las españolas.
La tercera. La geoestrategia es un misterio. Tras el acuerdo de finales julio entre Washington y Bruselas --aranceles del 15% para los productos europeos--, la política económica de Trump aún depara sorpresas. Mientras la Casa Blanca mantiene la presión para que los países de la OTAN dediquen mayores recursos públicos a la defensa, quedan por resolverse las negociaciones comerciales con China. También están por medirse sobre el terreno y en toda su extensión los primeros efectos de las medidas MAGA adoptadas hasta la fecha. La Reserva Federal, para satisfacción de Trump, ha bajado los tipos de interés, recoge aquí Francesc Peirón. Una muestra de la incertidumbre reinante es que el oro, activo refugio por excelencia, pasa de registrar un récord histórico a experimentar fuertes caídas en poco tiempo, como informa Luis Florio.
La cuarta. La burbuja de la IA. Una de las grandes incógnitas es si alguna de las grandes corporaciones entregadas a la inteligencia artificial está en riesgo de implosión. Puede ser grave, a la vista de la enorme cantidad de capitales captados por las compañías punteras en el desarrollo de esta tecnología. ¿Nos hallamos ante una burbuja del tamaño de las puntocom? La pregunta se la hace por ejemplo aquí Ramon Aymerich. Las grandes empresas de IA aún no tiene claro cómo ganar dinero, y en cambio su valor en bolsa ha aumentado en cerca de un billón de dólares en doce meses mientras compiten en enormes inversiones sin apenas garantías de retorno. El estallido financiero de cualquiera de estos gigantes tecnológicos supondría adentrarse en lo desconocido.
La quinta. La vivienda se hincha a la vista de todos. Sus precios ya han alcanzado en España los niveles anteriores a la crisis del 2008 y los expertos ven signos de sobrecalentamiento, como indica aquí Maite Gutiérrez. El problema de acceso es ahora de primer orden y puede afectar incluso al rendimiento de la economía. La banca insiste en que mantiene la disciplina en la concesión de crédito, pero el riesgo de un progresivo exceso de endeudamiento de los hogares puede emerger en el futuro. Todo ello al margen del malestar que genera la situación. Como indica aquí Fernando H. Valls, hay riesgo de fractura social. ¿Aparecerá por ahí la cucaracha?
 
            El acuerdo para tomar el control de Talgo se tambalea
Hasta aquí, las tribulaciones en torno al insecto que anticipe una plaga de problemas económicos. La gran historia de terror de nuestro tiempo, la de las cíclicas crisis del capitalismo.
¿Y las empresas españolas? Entre ellas se dan también estos días algunas pequeñas historias para no dormir. No informan de situaciones límite, pero sí sirven para un entretenido relato de terror en la noche de Halloween. Solo citaremos tres de ellos:
Uno. Un thriller para la operación Talgo. El viernes pasado, la Audiencia Nacional imputó al presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, por la venta sin autorización de partidas de acero a una empresa de armamento israelí, informa Carlota Guindal. El Gobierno, recoge aquí Fernando H. Valls, cree que está ahora en peligro la toma de control del Talgo, en el que trabajan la Sepi, las autoridades vascas y el propio Jainaga, que dirige el consorcio encargado de relevar al fondo de inversión Trilantic en el capital de la empresa. Es una de las operaciones del año.
Dos. El vampiro Ryanair. En un artículo publicado este domingo en el suplemento Dinero de La Vanguardia, el director de marketing de Aena, Ignacio Biosca, explica cómo la aerolínea irlandesa presiona para obtener ventajas económicas con la amenaza de trasladar sus aviones a otros aeropuertos. “Esta estrategia poco edificante le funciona a Ryanair, pero vampiriza a los aeropuertos”, asegura. La aerolínea irlandesa ya ha anunciado recortes de capacidad en los aeropuertos regionales este invierno y el próximo verano. Su argumento es que la subida de tasas del 6,5% el año que viene les restará competitividad. Es un vampiro muy particular porque al mismo tiempo, según los últimos resultados de Aena, Ryanair es la aerolínea que más eleva el tráfico de pasajeros.
Tres. El temor a otro apagón. El último de los temores empresariales para este Halloween tiene que ver con la repetición de un apagón como el del 28 de abril. Mientras las eléctricas confirman que solicitarán formalmente la continuidad de Almaraz, de lo que informa Noemi Navas, continúan los esfuerzos de la CNMC para reforzar los procedimientos de operación del sistema para evitar un nuevo cero eléctrico. Como señala aquí Pilar Blázquez, las eléctricas han frenado la medida clave para evitar un nuevo apagón.
Nada más. Sobre las cucarachas, comentar que los insectos han hecho valiosas aportaciones al repertorio de miedos por todos compartido. Quizá la más célebre sea la metamorfosis de aquel viajante de comercio imaginado por Kafka. “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto”, comienza la breve novela. En ningún momento el autor informa del tipo de insecto, que ha sido asociado con una cucaracha. Sin embargo, los expertos creen que Gregorio Samsa se metamorfoseó en realidad en un escarabajo. Alienado, deshumanizado y atrapado por el absurdo, el pobre Gregorio adopta la forma de una criatura repulsiva, incapaz de comunicarse, indeseable para su propia familia. No es fácil la vida de un insecto. Si son los encargados de anunciar el peligro, como sugiere el consejero delegado de JPMorgan, estamos apañados. Dicen que por cada ser humano hay 1,4 millones de hormigas.

 
            
